Con casi 5 décadas del tingo al tango, Francisco Barrios “El Mastuerzo” es poeta, cantor, músico, insurrecto, rebelde, malhablado, detractor, de izquierda, lector, bohemio, viajero, pero sobre todo, un espíritu con conciencia social.
¿Cómo se asume Francisco Barrios «El Mastuerzo»?, ¿como trovador, rolerista, cantador protesta o simplemente poeta?
Soy trovador. Soy rolerista. Soy un cantor de canciones que me significan. Mucha gente me ha ubicado como un cantor de protesta; yo con cierto humor contesto que no, que soy un cantor de próstata. Ya tengo 65 años; soy sexto piso, quinto Dan y voy para Cinta Negra.
¿Qué es la literatura para Francisco Barrios?
La literatura es el origen. Cada vez me queda claro que por algo el maestro Bob Dylan es el Premio Nobel de Literatura. He dicho últimamente, que aunque el pueblo, el grosso del pueblo que no sepa quién es Bob Dylan, el pueblo sabe que la respuesta está en el viento. Efectivamente, la canción, lo que hacemos es, ya lo dijo el Wikipedia, es una obra literaria, generalmente escrita en verso para ser cantada. Así que lo que hacemos es literatura, y eso es la canción.
¿Qué tan hondo ha calado la literatura en su trabajo artístico?
Ha calado en la medida de mis posibilidades como lector, como una persona que se prepara de alguna manera. Se prepara en el sentido de encontrar motivos, temáticas a través de la literatura. Sí, he sido lector de ciertos textos que generalmente me han recomendado, que me han acercado, la gente que amo, la gente que me ama. Creo yo que ahí está parte de esa influencia que la literatura ha hecho en mi trabajo. No sé qué tan hondo; nunca he leído “El Quijote de la Mancha” completo; he leído fragmentos. Nunca he leído la Biblia; he leído fragmentos, leído cosas que hablan de. Está presente, de alguna manera, la literatura en mi mundo.
Y si acaso, ¿cómo ha bullido la letra en el lírica de Francisco Barrios?
La rola es canción. La canción es poesía. Es un choro chido que canta y que rola. Y a propósito de literatura, mi carnalito, en paz descanse, Armando Vega-Gil, aumenta: “y que baila en una pata”.
¿Qué movimiento literario es el que más le ha interesado?
Contemporáneamente me tocó La Onda, la Literatura de La Onda: José Agustín, Parménides García Saldaña. Además, entendí, gracias particularmente al maestro Armando Vega-Gil, literato consagrado, ahí es donde de alguna manera nos motivó. Te podría hablar de la Generación del ’98, del siglo antepasado, y sus románticos. Y después cómo destruirlos, cómo destruir ese romanticismo; esa idea romántica de la vida y tal. Me gusta la literatura desde la filosofía, por ejemplo. Me gusta mucho Derrida, aquel filósofo afro-francés, maravilloso, post-marxista; que en el fondo, es lo que nos ha gustado de la literatura: la filosofía está en el interior de esa literatura.
Ahora, ¿qué movimiento contracultural considera que la literatura ha movido sus hilos?
En el fondo no soy literato. El libro que vamos a presentar es el justo resultado de años. De pronto iba a cumplir 64 años y decidí compilar en este libro una serie de textos; ni siquiera como canciones porque -conste que ni me atrevo a decir como poesía- porque suena feo, como presuncioso; intenté en este librito, con la colaboración de Karla Rojas, literata, escritora, que me ayudara a conformarlo y creo yo que me apego a los distintos movimientos, en todos los órdenes, culturales, en general, que pueden significar al ser humano, que me sacudan a mí en lo personal. En sí mismo, mi trabajo, junto con otros trabajos musicales, cancionísticos, hemos sido parte de esta contracultura. La literatura que nos ha movido es la que me ha movido, una visión crítica del mundo.
Desde la antigua Grecia con los rapsodas, el canto está íntimamente vinculado con la poesía; en la actualidad, ¿se ha perdido ese sentido de pertenencia con los actuales intérpretes?
Yo no sé si los intérpretes, pero los que hacemos canción, carnal, nuestra canción está vinculada a la poesía. La rola es canción.
¿Poesía en verso o en prosa?
Ambas. La poesía, la forma en que uno asume. Mis rolas no intentan versar, hacer rima forzosamente. Yo le atoro a las dos cosas, si es preciso; no sé las reglas. No me gustan las reglas, no me fascinan. En prosa, como uno escribe. Ambas.
¿Quién sería el poeta por antonomasia para Francisco Barrios?
Últimamente estoy leyendo un librito maravilloso de un camarada que se llama Ramón Gil Olivo, “Ciudad de vida”, por ejemplo, del Taller Editorial de “La casa del mago”, en Jalisco, un texto maravilloso. El poeta que aparece, que en la calle me dice cosas maravillosas, ese es el poeta. El ser humano que te dice con imaginación, que llega al meollo del asunto con dos tres palabras, dicharachería popular, me significa y no hay un poeta, pero no podría decir uno solo; un montón de camaradas nos han dicho y nos han regalado su poesía, su manera de entender al mundo.
¿Y cuál aquel libro que ponga de manifiesto una poesía eminente?
“Ciudad de vida”, Ramón Gil Olivo. Una maravilla. Fíjate, aquí dice: “la ciudad no es la misma y los amigos se han convertido en espectros, deambulan por las azoteas atestadas de enmohecidas bicicletas, sillas desvencijadas y muñecas rotas, se sientan en las plazas y miran con nostalgia los rosales marchitos”.
Leo lo que dan, lo que me sugieren; no soy literato, hago rolas desde hace 47 años. Tampoco he hecho tantas, unas cuantas, pero que en la totalidad me significan. La eminencia de la poesía es la que descubres, la que vas encontrando en la vida. Hay un montón de libros que nos han significado. Aparecen en mi memoria frases, de poetas, de escritores y particularmente de filósofos.
Díganos un libro para hervir calderas; para agitar a los tibios.
Para hervir calderas hay que quemar varios. Sin haberla leído, y quizá sea un gran pecado, yo pondría la Biblia, para que se caliente la caldera, me refiero a que se queme. A pesar de que es una de las grandes literaturas. Para agitar a los tibios, el “Manifiesto del Partido Comunista”. “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. O “El capital”.
Ya otros integrantes de la HH Botellita de Jerez han incursionado en la literatura puntualmente; el caso del «Sr. González», con «Mi vida pop», y el finado Armando Vega-Gil, con «La ventana y el umbral», «Diario íntimo de un guacarróquer», entre otros. Ya está «El espejo: cuando tenga 64 años», de su autoría. cuéntenos de este libro.
El libro es el resultado de una necesidad de poner, de “resumir”, lo importante o ciertas canciones que eran importantes para mí. Lo hice decidiendo el que no fuera el audio de la canción; es decir, había una idea primaria que eran los textos más un disco mp3, como un libro-objeto. Decidí que no tuviera referencias musicales mas que los seres humanos que las hayan conocido como canciones y ya.
De tal suerte que los que no las conociesen, pudieran jugar con ellas, ponerles otras músicas y quizá, puede ser, para el futuro un experimento interesante, independientemente de los derechos de autor, que eso es lo de menos. Un librito en el que me ayudó Karla Rojas, ella es escritora, a conformarlo a la primera edición; fueron 3 primeras ediciones cartoneras, en Guanatos, de 100 libros cada una y esta edición, en Morelia, es la primera que se hace un poco más formal, mejor realizada.
Por último, estará por Pátzcuaro el 29 de julio y en la capital michoacana el 30 y 31. ¿cómo se viene este respiro tras el confinamiento?
Bien chingón. Yo me la he pasado moviéndome durante toda la pandemia. Los primeros 5 meses me quedé encerrado después de regresar de Barcelona. No pudimos hacer muchas cosas mas que encontrarme con los seres amados. Después empecé; me la pasé yendo a Chihuahua a visitar a mis hijos. Mientras el semáforo estaba en naranja o solferino, o casi casi morado, pasé por unos lugares a tocar. Este respiro me viene muy bien. Siempre nos vendrá bien este respiro.
Foto: Juan José Gámez/FB
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