La Academia Sueca dio a conocer este jueves que la escritora surcoreana Han Kang ha sido la elegida para el Premio Nobel de Literatura 2024. El argumento del Comité se basó en una “intensa y poética prosa, que confronta traumas generacionales y expone la fragilidad de la vida humana”.
Al momento de recibir la noticia, la nacida en 1970 en Gwanju tenía un día como cualquier otro y acababa de comer con su hijo. Así lo informó el secretario permanente de la Academia Sueca, Mats Malm, quien publicó algunos detalles sobre el esperado premio.
Kang adquirió notoriedad global al ganar el Premio Booker en 2016 con su libro La Vegetariana, que escribió en 2007 y tuvo traducción al inglés hasta 2015. La historia narra las experiencias de Yeong-hye, una ama de casa que tras tener un sueño decide renunciar al consumo de carne, con consecuencias insospechadas. El libro pasó al cine con la cinta homónima dirigida por Lim Woo-Seong, nominada en el Festival de Sundance como Mejor Película y Premio del Jurado.
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Además de ese, otros tres libros de Han Kang han sido traducidos al español:
Actos humanos (Editorial Rata, 2018)
Ganadora del Premio Manhae en Corea del Sur, la novela recoge testimonios de sobrevivientes a la matanza de Gwangju en 1980, durante la dictadura de Chun Doo-hwan. En ese hecho, el ejército reprimió a los estudiantes que luchaban por la democracia, con un saldo de 2 mil personas asesinadas.
Blanco (Editorial Rata, 2020)
En algunas culturas orientales el blanco es el color del luto. Quizá las cosas blancas que nos rodean preservan nuestro dolor, contienen una angustia que no sabemos ver a primera vista. Kang se adentra en una delicada indagación literaria y busca, a través de la descripción de cosas cotidianas, el mal que siempre ha sentido por la ausencia de una hermana a quien no conoció.
La clase de griego (Random House, 2020)
En Seúl, una mujer asiste a clases de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta, pero ella permanece en silencio. Ha perdido la capacidad del lenguaje, así como a su madre y la custodia de un hijo de ocho años. Su única esperanza de recuperar el habla es mediante el aprendizaje de una lengua muerta.
El profesor, que acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania, se encuentra dividido entre dos culturas y dos lenguas. También él afronta pérdidas: su vista empeora irreversiblemente a cada día que pasa, y convive con el miedo de saber que, cuando llegue la ceguera total, perderá toda autonomía.