“Soy un basurero, ¿ahora lo entiendes?”, dice en parte la letra de Garbage Man, la canción de The Cramps que abre el disco Bad music for bad people, producido en 1984. Ser marginal es diferente a ser punk, y esa es justa la condición de Garbage Man, el súper héroe fronterizo que protagoniza la nueva novela de Hilario Peña.
Estamos ante un recolector de basura flaco como un esqueleto que tiene look de Elvis Presley. Se puede comunicar con las ratas y gracias a un intento de asesinarlo adquirió poderes sobrenaturales. Es también conocido como Johnny y ahora tiene como misión ayudar a obreros explotados por las empresas que solo les interesa el dinero a costa de lo que sea.
¿Cómo surgió la historia que tiene como estelar a un outsider, a un freak? El mismo Hilario dice recordar que en una entrevista Johnny Cash habló sobre sus motivos para componer Folsom Prison Blues, la pieza protagonizada por un hombre que le dispara a alguien solo por el placer de verlo morir. “¿Qué es lo más malvado que puede hacer una persona?”. Pues eso, matar a otra por placer, se contestó el cantante de country, con lo que ya tenía al personaje de su canción.
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La anécdota viene al caso porque Peña encuentra similitudes con su libro: “A mí cada vez me interesan menos las historias, los géneros. Ya estoy en un punto donde lo único que me interesa son los personajes. Digamos que primero son los personajes y luego la prosa”.
El Garbage Man de este libro editado por Trillas no es el único raro en su ciudad. Convive con los moradores de una feria ambulante conocida como el Fantástico Pandemónium, habitada por personajes como la Mujer Barbada, El Guapo y Calígula, amenazados con desalojarlos por órdenes de arriba. ¿Una novela cyber punk? ¿Un relato distópico?
“Me siento atraído por los conceptos del bien y el mal, por los dilemas morales. Cuando escribí las novelas de El Detective Malasuerte partí de un personaje que está en la periferia, en el margen de la sociedad. Era un tipo que estaba marcado desde la cuna, que por ser pelirrojo se le considera de mal augurio. Pero luego es hora de hacer una novela de superhéroes y me cuestiono cómo haré la mía. Ahí es donde encuentro como personaje a un recolector de basura, uno de los oficios más discriminados por la sociedad. A estas personas se les margina porque huelen mal, por cómo lucen, y de nada sirve que su trabajo sea tan noble y tan útil. Después conecto al Garbage Man con la canción de los Cramps y creo que la historia se empieza a escribir solita”.
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Hilario ha vivido por varios años en Tijuana, una ciudad maquiladora por excelencia, un mundo que conoce a la perfección porque trabajó en una maquila. Recuerda que en aquellos tiempos había un diputado del PRI que era líder transportista, un hombre curtido por las heridas que de pronto era uno de esos políticos indeseables. De ahí se inspiró para trazar al villano de su novela y en general para proponer la geografía donde todo ocurre: Duhrdburgo, una urbe fronteriza con problemas de contaminación que ya tiene repercusiones en los niños fenómeno que empiezan a nacer.
Así como Iggy Pop ha descrito el sonido de Detroit, Hilario Peña atasca de música a su novela con un montón de referencias al rock, específicamente al punk, al garage, al rockabilly. “A veces despotrico contra la autoficción, pero es inevitable que nutramos a nuestras historias con la experiencia de cada uno de nosotros como escritores y seres humanos. Sin duda, esta novela tiene muchos elementos autobiográficos, como es mi paso por las fábricas aquí en Tijuana, pero no es algo metido con calzador, sino siento que le va muy bien a la historia y está presente ahí de manera muy orgánica”.
Garbage Man es una historia de buenos y malos, pero con muchos matices. Es una distopía donde las víctimas del sistema también llegan a ser victimarios, un mundo cruel donde nadie parece estar a salvo. Además, implica una aguda observación al sistema capitalista, donde la explotación laboral y los intereses políticos van definiendo el rumbo de los personajes. Si bien es una novela orientada al público juvenil, Hilario Peña no quiso huir de esa crítica mordaz al capitalismo salvaje porque desde niño se preguntaba de dónde salían las máquinas que veía por todas partes.
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Lo distópico del relato no solo se queda en la ciudad contaminada y una generación de niños bestia. Lo es también en el sentido humano, con personajes que pasan de las buenas intenciones a lo más cruel de la acción política. “En novelas como 1984 los tiranos ya están ahí, pero acá vemos cómo pasan de un rol a otro”, dice Hilario, en referencia a otras situaciones como la implementación de una tiranía y el rapto a los medios de comunicación.
Repleta de humor negro y crítica social, Garbage Man está recién salido del horno y ya se puede adquirir en librerías de todo el país, además de la plataforma Amazon. Un regalo ideal para las fechas navideñas.