Daniel Auteuil es uno de los actores más conocidos del cine francés. Desde el incremento de su popularidad a finales de los años ochenta, el nacido en Argel incursionó en distintas áreas del quehacer cinematográfico, incluso debutó como director y guionista con La fille du puisatier (2011). Hace algunos años, Auteuil decidió hacer una pausa en la dirección para enfocarse en su faceta actoral, pero cuando llegó a sus manos la historia que ahora nos ocupa, decidió que era el momento de volver.
En El acusado (Le fil, 2024), el veterano abogado Jean Monier se involucra en un caso de asesinato, una mujer ha muerto degollada en una región rural del sur de Francia. Su escepticismo inicial se transforma en interés cuando conoce la versión del detenido. El cuadro que se pinta es el de una esposa alcohólica y negligente, casada con un hombre abstemio y responsable del cuidado de sus hijos. Tras ahondar en los detalles del caso, el abogado se convence de la inocencia de su defendido, pero, ¿logrará persuadir al jurado?
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El guion, coescrito por Steven Mitz y el propio Auteuil, está basada en un texto de Jean-Yves Moyart. ¿Quién era este personaje? Moyart era un abogado penalista y bloguero que bajo el seudónimo de Maître Mô publicó los pormenores de algunos casos notables a lo largo de su carrera. El jurista administró hasta su prematura muerte en 2021, el sitio www.maitremo.fr. Algunos de sus textos fueron editados en la compilación Au guet-apens: chroniques de la justice pénale ordinaire (2011), la cual no se encuentra editada en español.
La presentación del protagonista es somera pero efectiva. Jean Monier (el propio Daniel Auteuil) es un abogado maduro que guarda una relación peculiar con su pareja (ambos viven en lugares distintos). Suele involucrarse demasiado en el trabajo y vive obsesionado con un caso anterior, en donde su actuación ante el tribunal permitió que un asesino saliera libre.
El defendido es Nicolas Milik (el conocido actor de reparto Grégory Gadebois), un hombre apocado y bonachón que padece los arranques de una mujer alcohólica. El acusado en ocasiones parece ser su peor enemigo: sus explicaciones suelen ser vagas y sin razón aparente se rehúsa a usar algunos recursos legales que pudieran absolverlo.
Una primera impresión parece ofrecernos un drama de tribunal a la vieja usanza, el abogado defensor que lucha contra los errores evidentes de la aplicación de la justicia. Sin embargo, conforme avanza el metraje se va centrando en el apasionamiento de un profesional ante su caso, llegando incluso a comprometer su salud y bordear los límites de lo legal para probar sus razonamientos.
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El nombre original en francés (el hilo) hace referencia a una pieza clave en los acontecimientos que desembocaron en el asesinato de una mujer. La trama refleja muy bien el tipo de casos a los que Maître Mô hacía referencia en su sitio de internet. Es un filme sobre las apariencias, sobre la forma en la que éstas determinan nuestras ideas, no es un tema menor cuando un asesino anda suelto.
Mientras preparaba el guion de la película, Daniel Auteuil asistió como espectador a algunos juicios y refiere que quedó sorprendido ante la escasez de evidencias que se presentaban. Y es que la vida en los tribunales no es como un capítulo de CSI, muchas veces la culpabilidad o inocencia de un acusado se basan principalmente en la imagen que proyecta ante los demás, y valdría preguntarnos, ¿esto es realmente justicia?