Por más que en los debates se haga pasar por un ciudadano común, ya sabemos que Gabriel Quadri es otro político como tantos que conocemos, tan lo es, que responde a los intereses de uno de los personajes más repudiados por la sociedad, nada menos que la maestra Elba Esther Gordillo, dueña del Partido Nueva Alianza.
Eso sí, el marketing de Quadri (O Quadro, como le llamó Josefina) parece ser efectivo, ha confundido a varios despistados y tal parece que logrará su objetivo: alcanzar los suficientes votos para conservar el registro de Nueva Alianza y entonces gozar de millones de pesos en los siguientes seis años.
Quizá el producto más efectivo de esta campaña ha sido la famosa combi, esa en la que supuestamente el hipster de melena amplia recorre el país para dar a conocer sus propuestas, aunque ya se haya descubierto que en realidad el señor viaja en autos blindados, por aquello de la (in) seguridad.
En Revés on line nos preguntamos qué sucederá con esa combi una vez que se termine la campaña. Como dudamos que se exhiba en algún museo del SNTE, lo más seguro es que quede abandonada en algún tiradero de chatarra y sea víctima de los grafiteros. Entonces se parecerá a la colección de Kevin Cyr, artista canadiense radicado en New York y graduado del Colegio de Arte de Boston, Massachussetts, quien tiene una excelsa colección de pinturas que recrean esas características vagonetas repletas de grafitis.
Los oleos han sido bien acogidos por galerías como la Jonathan LeVine y ya merecieron un amplio reportaje del New York Times, así que no hay falla: la combi de Quadri podría ser, después de todo, una auténtica pieza de arte.