Fausto Vallejo queda descartado de recibir la Presea Generalísimo Morelos, pero para que no venga a espantarnos y jalarnos las patas, le van a hacer un sentido homenaje; aunque hay que aclarar que no es en su calidad de centro de mesa, sino como distinguido vallisoletano.
Por Jorge A. Amaral
Mejor título no podía tener esta entrega de la Mula de Seises, y es que el Ayuntamiento de Morelia, en su ya famosa suma de voluntades, ha decidido condecorar con la Presea Generalísimo Morelos al oriundo de Ario de Rosales, Marco Antonio Solís. Hasta donde sé, ese reconocimiento se otorga a personas que hayan puesto en alto el nombre de Morelia o de Michoacán por su contribución en la política, las artes, la ciencia o ya de jodido por tener un cabello increíble y usar siempre camisas impecables.
Ya la gente empezó a reaccionar de formas diversas: unos, indignados, han puesto el grito en el cielo porque cómo es posible que las autoridades vallisoletanas, tan coloniales ellas, den tan alto honor a El Buki. Otras voces se preguntan por qué no mejor dárselo a La Tuta, ya que gracias a él los ojos del mundo han volteado hacia Michoacán, lo cual ha detonado el turismo periodístico de los medios nacionales e internacionales (mejor que el Royal tour de Felipe de Jesús) y el turismo político de los funcionarios federales, con la derrama económica (¡) que ello ha implicado. Otros más, imbuidos de romanticismo chairo, propusieron que la Generalísimo Morelos recayera en tres entidades de la lucha social: Mireles, Hipólito y Papá Pitufo. Pero lo que los defensores de los autodefensas no dicen es que a Mireles no se le puede dar porque, al paso que vamos, si a Jesús de Nazaret lo negaron tres veces, a Mireles están a punto de desconocerlo como ser vivo (¿cuál doctor?, aquí no vive, número equivocado), y es que no se puede condecorar a alguien de cuya existencia sólo Carmen Aristegui está segura. A Hipólito no se le podría dar el reconocimiento a menos que las autoridades penitenciarias aceptaran que el Cabildo del Valle de Guayangareo habilitase el Cereso de Mil Cumbres como sede edilicia para la sesión solemne, y es que a Mora y a Mireles les han jugado tan puerco, que hasta la muerte de Kennedy les pueden achacar si así le conviene al gobernador Alfredo Castillo. Por su parte, Papá Pitufo no podría recibir la Presea porque ya es gobierno y porque no vaya a ser que el Centro se nos llene de rurales, como si con los Tiris y los hipsters no tuviéramos suficiente.
Otros más llegaron a proponer que la Presea se entregara a Fausto Vallejo por abonar a la tranquilidad de Michoacán y al desarrollo económico de la entidad, y vaya que ha abonado, pues desde que tomó posesión del Solio de Ocampo no ha hecho más que fertilizarla (siendo educados y diplomáticos, con el debido respeto a su supra terrenal investidura), nombrando funcionarios con largas colas mientras pudo gobernar y aceptando las decisiones de la Federación con una mansedumbre que evidenció su incompetencia. Así pues, Fausto queda descartado, pero para que no venga a espantarnos y jalarnos las patas, le van a hacer un sentido homenaje; aunque hay que aclarar que no es en su calidad de centro de mesa, sino como distinguido vallisoletano.
Entonces, ¿quién más?, ¿Monarcas Morelia con su patético desempeño?, ¿el eterno vividor del jazz en Morelia?, ¿la Semich?, no. Lo que la Presea necesita para tener rating es ser entregada, además de a un artista que le dé la legitimidad de la tradición, como el maestro Juan Torres Calderón (al principio pensé que se trataba del señor del órgano melódico [albureros, abstenerse]), a un artista de talla internacional que garantice un lleno total en el acto de entrega y que nos cante gratis unas tres canciones. Además, aunque ni usted ni yo seamos gruperos, hay que reconocer que El Buki tiene su éxito, tiene una trayectoria de prácticamente 44 años en la música (en 1970 se inició con el Dueto Solís, saliendo incluso en el show de Raúl Velasco), ha hecho giras por muchos países y es actualmente, junto al pendejo de Espinoza Paz y Joan Sebastian, uno de los cantautores más socorridos por otros exponentes de la música popular, y eso no se le puede negar; además, varias de sus canciones ya forman parte del consciente colectivo, como “Si me recuerdas”, “Necesito una compañera” o “Si no te hubieras ido”, por mencionar sólo esas tres de su basta discografía, independientemente de si su música nos gusta o no. Aunado a lo anterior y siendo serios, en realidad no le veo lo escandaloso: tiene un amplio currículum, es exitoso y es michoacano; entonces, ¿qué más da? Lo curioso sería que la decisión del Cabildo moreliano de darle la Presea a Marco Antonio Solís se haya debido a que en el Hache Ayuntamiento tampoco saben a dónde vamos a parar.