Ya casi está completa la presentación de todos los largometrajes mexicanos en competencia en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Ésta penúltima jornada cerró con Bayoneta (2018), segundo largometraje de ficción de Kyzza Terrazas, quien previamente había traído un par de trabajos en la capital michoacana: el drama citadino El lenguaje de los machetes (2011), lo mismo que el documental Somos lengua (2016).
La función de Bayoneta, que llegará a las carteleras nacionales el próximo 9 de noviembre de la mano de Cinépolis Distribución, generó mucho interés entre los medios por la presencia de Luis Gerardo Méndez, uno de los actores mexicanos más reconocidos por el público. La cinta es una coproducción entre México y Finlandia, dos países que no tienen una historia de colaboración e intercambio cinematográfico.
Miguel “Bayoneta” Galíndez fue un famoso boxeador que pasó prematuramente al retiro después de una trágica pelea. Sumido en el alcohol y las drogas, Bayoneta abandona a su familia en Tijuana para dedicarse al entrenamiento de púgiles en una helada ciudad finlandesa. Sin embargo, el día en que decide volver al ring, se ve obligado a enfrentar a los siniestros fantasmas de su pasado.
El guion coescrito conjuntamente por Rodrigo Márquez Tizano y el propio Kyzza Terrazas, parece por momentos tomar el camino típico de la película hollywoodense sobre el boxeo. Es decir, el peleador que supera todas las dificultades para llevar a cabo un regreso victorioso. Sin embargo, los autores se plantearon desde el principio crear una película alejada del lugar común, razón por la cual eligieron Finlandia y no los Estados Unidos como lugar de exilio del protagonista.
De entrada, resulta sorpresiva la elección de Luis Gerardo Méndez para interpretar al malogrado pugilista. Es claro que el director buscaba mostrar este contraste entre el trabajo previo del actor y el de un boxeador rudo, alcohólico y pendenciero. Y hay que reconocerlo, la verdad es que sale bien librado de la prueba.
La cinta intenta mostrarnos las distintas realidades que rodean al boxeo. La relativa pureza que cobija al boxeador amateur contrasta significativamente con la inclemente maquinaria de las grandes peleas profesionales que manejan cantidades enormes de dinero en apuestas y publicidad. En ese sentido, Bayoneta representa las dos caras frustrantes de esta realidad. Por una parte, sus puños sirven involuntariamente como instrumento mortal, pero al mismo tiempo no puede salir del esquema que ya tienen planificado de antemano los grandes promotores boxísticos.
Es cierto que Kyzza Terrazas logra abordar con cierta originalidad a su personaje principal a través de su historia y motivaciones, así como de su exótico lugar de residencia. Pero el sello distintivo del filme es que logra llegar al espectador a nivel sensorial. Es posible imaginar en la sala el carácter gélido de las ciudades finlandesas, el ambiente sombrío de sus calles y bares, la sangre corriendo por las mejillas de los púgiles… todo ello sin dejar de lado ese pequeño vistazo a México, a los restaurantes balaceados casi por costumbre mientras se escucha de fondo “Las nieves de enero”, en voz de Chalino Sánchez.