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Autor: Jaime Garba
Escritor y columnista. Colabora en revistas como Playboy México. Su primera novela es "¿Qué tanto es morir?", editada por Arlequín.
Para los escritores mexicanos hoy, la máxima de Carlos Fuentes de que todo está ya escrito parece no existir, claro, no en el sentido estricto, como Tolstoi afirmaba.
Hace unos días el escritor tapatío Antonio Ortuño visitó tierras michoacanas, aquí les dejamos algo sobre su paso por Zamora y los detalles de su reciente novela.
Está más que sabido que las solemnidades en la literatura ya pasaron de moda. Yo me doy cuenta de ello cuando intento tener alguna conversación con un filólogo o lectómano de hueso colorado, que pospone el valor innato de la historia, anteponiendo consideraciones retóricas que hacen que uno se trague el dulce con la envoltura.
La situación actual que vive Michoacán ha llegado a niveles inesperados; la violencia, la tensión y la crisis resentida por los ciudadanos del estado es tan latente que traspasa el conocimiento nacional, llegando a oídos y ojos de otros países (tantos) que ven sabrá dios con qué ojos las complejidades que cada vez parecen ser mayores.
Hace unos días leía en el diario El Universal una nota titulada “Escriben páginas de dinero”, que hablaba sobre lo redituable que está siendo la “literatura” de personajes de la farándula como Yordi Rosado, Consuelo Duval, Ricky Martín, entre otros de la misma línea.
La poesía tiene su gracia, pero los poetas de la modernidad, desubicados en espacio y tiempo, se han encargado de desvirtuarla, para ejemplo está la literatura de aquellos vates que se obstinan en seguir escribiendo como Amado Nervo o como Sor Juana Inés de la Cruz.