En el 2016, el ambientalista e investigador de campo, Raúl Padilla, exhibió cómo la minera estadounidense Vulcan Materials Company, con su filial en México, CALICA (Calizas Industriales del Carmen), destruía por medio de detonaciones zonas vírgenes de selva en el Caribe mexicano, específicamente en Playa del Carmen, en el municipio de Solidaridad, en Quintana Roo, y cómo la explotación y devastación del terreno había trastocado el manto freático, dejándolo al descubierto sin que ninguna autoridad hiciera nada al respecto:
“Toda el agua que está expuesta es el manto freático, y el nivel de la selva, como pueden ver, está mucho más arriba de toda esta zona que ya está dinamitada y devastada. Todo este material pétreo que sacan de la mina se lo llevan a Estados Unidos y allá lo convierten en carreteras, en autopistas”, explicaba Padilla ante la cámara al tiempo que quedaba registro visual del daño ecológico.
En el documental independiente Erosión, el especialista mostró cómo la actividad minera fragmentaba sistemáticamente el corredor biológico de especies protegidas, amenazadas y en peligro de extinción, como el jaguar, un animal protegido por las normas mexicanas (NOM-059-SEMARNAT-2010). El jaguar es considerado un animal sagrado y ancestral, pero el crecimiento de la ciudad, la minería y la caza furtiva lo arrastran lentamente a su aniquilación. En un minucioso y continuo trabajo de fototrampeo, Padilla documentó -y actualmente documenta- la presencia de diferentes especies en áreas aledañas a las actividades de CALICA, como los emblemáticos felinos, cuya sobrevivencia se sospecha complicada por la poca o nula protección de las autoridades, principalmente por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), dependencia en México responsable, supuestamente, de velar por los ecosistemas y aplicar las leyes.
En el filme, Raúl Padilla traslada a los espectadores al núcleo de la devastación causada por las detonaciones de la minera, a escasos metros de una vialidad de terracería que conecta a la carretera Cancún-Chetumal, y a su vez, conduce al puerto marítimo Punta Vendado -punto de entrada y salida de los barcos que CALICA utiliza para transportar material pétreo a Estados Unidos-. Por esa misma vialidad, a menos de diez kilómetros de distancia, se ubica Playa del Carmen, un polo turístico de fama internacional en plena decadencia por su incontrolable crecimiento poblacional y la falta de interés de los gobiernos en turno por salvaguardar sus riquezas naturales -entre otros problemas sociales que afectan su imagen, como la violencia e inseguridad-.
Raúl, junto con otros investigadores, como Jerónimo Avilés, buzo científico y director del Instituto de la Prehistoria de América, ha recabado -ambos lo siguen haciendo- información valiosa para demostrar que en la zona de explotación de CALICA, además de flora y fauna de importancia mayúscula, hay restos fósiles que son cruciales para el conocimiento de la humanidad, ya que se han hallado vestigios de la Era del Hielo y de la época anterior a la llegada de los europeos. A través de los años, como lo señala Avilés en el documental, se “han descubierto a la fecha diez humanos de la Era del Hielo, los humanos más antiguos de la Península de Yucatán, (los) más antiguos del país, y del continente de América. Muy probablemente se extinguieron y los mayas llegaron diez mil años después. Junto a esos humanos se han registrado más de veinte especies de animales, muchas de ellas extintas hoy en día”.
Raúl es claro en filme al señalar: “Alrededor de esta zona minera hay una selva increíble que aún cuenta con muchísimas especies, hay ecosistemas variados, hay muchísimas cavernas muy grandes, cenotes, estos acuíferos subterráneos que en el pasado han sido mapeados por el Círculo Espeleológico del Mayab. Germán Yáñez y Mario Zabaleta han hecho una labor increíble junto con Peter Sprouse, (quienes) llegaron a mapear cuevas que ya no existen actualmente, que fueron destruidas por la empresa CALICA y por estas detonaciones de explosivos”.
Las actividades de la minera, iniciadas en la década de los ochenta en Quintana Roo, no sólo menoscaban el ecosistema, también socavan rastros paleontológicos, como lo plantea Erosión, filme de 77 minutos cuya realización se hizo a cargo del músico y cineasta Sergio Santiago, quien también escribe. A dos años de su estreno nacional e internacional nada ha cambiado. La minera sigue sus actividades y las autoridades continúan enfrascadas en la simulación.
El pasado 24 de enero, la Profepa publicó en su página oficial lo siguiente:
“CLAUSURA PROFEPA BANCO DE MATERIALES, PROPIEDAD DE CALIZAS INDUSTRIALES DEL CARMEN, S.A. DE C.V., EN SOLIDARIDAD, QUINTANA ROO”.
Y a continuación se lee:
“La PROFEPA clausuró de manera parcial temporal las actividades de explotación del proyecto ‘Aprovechamiento de roca caliza por debajo del manto freático’ de la empresa Calizas Industriales del Carmen, S.A. de C.V., en los predios El Corchalito y La Adelita, en Solidaridad, Quintana Roo”.
De acuerdo al comunicado de la dependencia federal,
“En noviembre de 2017 se realizó una visita complementaria al proyecto mencionado, en razón del dictamen pericial ofrecido por la promovente en cuanto al ‘levantamiento topográfico’ realizado por los inspectores. Derivado de lo anterior y del análisis a las actas levantadas, así como a las documentales que obran en el expediente administrativo, se instauró a procedimiento administrativo a la mencionada empresa por presuntos incumplimientos… asimismo, se le ordenó como medida de seguridad la ‘Clausura Parcial Temporal’ de las actividades de explotación por debajo del manto freático, en razón de que de la revisión del expediente se concluyó que rebasó la superficie de explotación autorizada que es de 7 hectáreas anuales, lo cual da un total de 140 al año 2020, y se constató que la superficie excedente es por 2.15 hectáreas, es decir, a la fecha de la visita complementaria tiene una superficie de 142.15 hectáreas, por lo cual ya agotó la superficie de explotación”.
En otras palabras, la Profepa multó económicamente a la empresa CALICA, filial de la minera más poderosa de agregados en Estados Unidos por sobreexplotar la zona por 2.15 hectáreas. Sencillamente no deberían seguir con los trabajos. A pesar de la multa, todo siguió igual. La información de los científicos, el material visual y las continuas denuncias no han hecho eco en el gobierno estatal ni federal. Raúl Padilla, en entrevista, confirmó que el 9 de febrero, alrededor de las 13:00 horas, se escuchó una detonación. CALICA volvió a la carga, a sobreexplotar la tierra sin mayores obstáculos.
Ante esto, Raúl habló:
¿Qué significado tiene para ti -como investigador de campo- que se cierre «temporalmente» la zona de explotación de CALICA?
Cerrar o cancelar temporalmente no significa nada. Tal vez ellos paguen una multa y ya está… las actividades mineras seguirán… ¿o no?, nadie sabe.
El tema es la legalidad de la actividad minera en Quintana Roo. Existe alguna propuesta seria para invitar a las autoridades a que se aborde el tema y se entienda lo que está en juego, ¿o no hay interés?
El POEL (Programa de Ordenamiento Ecológico Local) está parado, que yo sepa. Uno de los temas a tratar del programa es también una de las amenazas que tiene la biodiversidad en México. Y es el cambio de uso del suelo.
¿Qué afectaciones has visto en dos años, desde el 2016 al 2018? La multa es por excederse en la explotación. ¿Hay daños irreversibles al ecosistema que se puedan demostrar?
Los daños causados por la minería, en todo el mundo, son irreversibles. La piedra caliza, en éste caso, es un recurso no renovable, así como la fauna y vestigios arqueológicos o paleontológicos que pudieran encontrarse en la zona, donde se ubica la cantera, misma que ha sido estudiada por arqueólogos, que reportaron en su momento uno de los asentamientos mayas más importantes de la zona: Costa Oriental.
¿Cuál es tu pronóstico Raúl? Llevas años documentando la zona, y parece que esto no se va a detener.
Creo que aún estamos a tiempo de proteger a la gallina de los huevos de oro del turismo, que es la riqueza natural e histórica de nuestro estado. El gobierno y las autoridades ambientales, en conjunto con la sociedad civil, debemos sacar adelante a Quintana Roo para beneficio de todos.
De acuerdo a tus registros, ¿cuál es la situación actual del jaguar en la zona y otras especies? Me refiero si ha disminuido su presencia y si hay mayor preocupación que antes.
La presencia del jaguar está ligada a la cobertura vegetal, disponibilidad de presas, pero, sobre todo, por el agua que obtiene de los sistemas de cuevas. Las amenazas para el jaguar siguen aquí, y la más grave es la fragmentación y pérdida de hábitat por actividades antropogénicas.
¿Qué nuevos registros has tenido en este tiempo?
El último registro de jaguar (Panthera onca) en la zona es de noviembre 2017.
En el plano personal, como ambientalista, investigador y experto en el tema, ¿cómo te sientes al trabajar diariamente en una zona inestable, cuya destrucción es inevitable?
No es inevitable. Siento que cada vez más gente despierta y levanta la voz en cuanto al cuidado del medio ambiente”.
Playa del Carmen vive momentos críticos, igual que el país, pero también se ve esa voluntad ciudadana por hacer lo imposible. Me puedes dar un ejemplo para entenderlo.
La unión hace la fuerza y de nada sirve preocuparse sino ocuparse. La gente está cambiando: hoy se denuncia y se trabaja en equipo. La educación ambiental y el trabajo científico nos están dando importantes resultados. En el largo plazo, si queremos seguir contando con nuestros recursos naturales y los servicios ecosistémicos que nos brindan, debemos cuidar el medio ambiente. Los ecosistemas se encuentran interconectados en la Península de Yucatán, y de nada sirve crear una Reserva de la Biósfera del Caribe que protege sólo el litoral del estado cuando el problema comienza tierra adentro para terminaren el mar.
El documental Erosión se estrenó en 2016 en el Festival Internacional de Cine de Mérida y Yucatán. Ese mismo año se proyectó en el Riviera Maya Film Festival, en Quintana Roo, y fuera de México, en países como Estados Unidos, Colombia, Belice y España. A dos años de denunciar un ecocidio visible en el Caribe mexicano, la situación simplemente ha empeorado. Escribo esto con la intensión del registro. Como escribió Roberto Bolaño, “hay cosas de las que nadie escapa, por más que lo intente uno”.
Colofón
CALICA: “comprometidos con la comunidad” (no es broma, es su lema), explota la tierra quintanarroense desde 1986. En su página web, subraya: “CALICA emplea los recursos naturales de manera balanceada y planeada, con la aprobación de las autoridades Federales y Estatales, basada en amplios estudios de impacto ambiental. Este compromiso ha sido reconocido oficialmente al recibir en cuatro ocasiones consecutivas el certificado de Industria Limpia que otorga la Procuraduría Federal de Protección del Ambiente (Profepa), este compromiso con el medio se complementa con un firme compromiso social de la empresa, que se refleja en un amplio programa de responsabilidad corporativa”.
La realidad es otra.