Por Gonzalo Trinidad Valtierra
Antes de entrar a la sala de cine y dejarse llevar por los sueños de un director, uno piensa, o anhela, que por la siguiente hora y media se estará en el lugar indicado. Se dejarán de hacer otras tantas cosas por ver esa película en especial. Esto conlleva perderse otras proyecciones que quizá valgan la pena. Y uno apuesta por un filme. Qué grato es no ser decepcionado. Salir del vientre negro de la sala a la noche fría y húmeda, con el sentimiento de haber estado en el lugar correcto.
Así ocurre con Go for sisters (EUA, 2013), del director John Sayles. Este filme es un encomio a la amistad. Eso es lo primero que viene a la mente: es una gran historia. Y no sobra decir que es una de las películas más entrañables que he encontrado en este festival.
Y henos ahí, al final de la proyección, escuchando a James Olmos comentando en un español bastante agradable que al leer el guión de John Sayles los personajes saltaban del papel. Entonces se sumó al proyecto como productor. Y posteriormente como parte del reparto, encarnando el papel del detective Suárez. Un policía retirado, que padece debilidad visual.
Sobre Sayles podríamos decir que su cine tiene algo que pocos directores logran. Esto es plasmar su postura ante el mundo. Sin concesiones a sí mismo. Así podríamos entender el cine independiente. Por lo menos el de Sayles. Cine de posturas ante la vida. Sin maniqueísmos.
James Olmos y John Sayles han trabajado desde los setenta en proyectos cinematográficos. En esta ocasión han logrado un filme bastante redondo. Cuidando cada detalle. Cada diálogo. Por esta razón Go for sisters corre como un río. No sobran ni faltan personajes. Y todos tienen peso narrativo. Sin duda un filme que desborda vida.
La historia se desarrolla en ambos lados de la frontera norte. Las narrativas visuales parecen disfrutar de ese espacio entre dos mundos que es un mundo aparte. La frontera no es México, es un parque de diversiones, dice el detective Suárez. La frontera es indescifrable. En ella todo circula de alguna forma entre un mundo y otro. Drogas, armas, gente, dinero, ideas, lenguas.
La cámara siempre debe estar donde está la historia, comentó el director John Sayles durante la sesión de preguntas. Su trabajo como narrador se refleja en la construcción de los personajes y los diálogos. Una de sus mayores virtudes. En el caso de Go for sisters, Bernice y Fontayne son dos mujeres que se reencuentran en situaciones totalmente opuestas. A partir de ese momento el filme explora la condición humana y, especialmente, la amistad.
La fotografía en ningún momento es superflua. Y la música le aporta una gran ambientación al filme sin estorbar. Detalles que todo espectador atento sabrá apreciar.