Chabelo, el amigo de todos los niños, ha muerto junto a la televisión análoga que lo vio nacer. Su espectáculo donde se promueven los muebles Troncoso y decenas de dulces para picarse los dientes no acompañarán más los domingos en nuestras habitaciones.
El infante con arrugas se irá a descansar pero ya nos ha dejado casi cinco décadas de entretenimiento, con la imagen pulcra de quien se fió de un solo prototipo: el tío noble, juguetón, el que daba elegir entre la bolsa izquierda y la derecha en un universo donde los extremos no son como en la política.
Sin embargo, tras esa imagen blanca, no podemos olvidar algunas picardías que ha hecho en su longeva trayectoria, pues incursionó al cine desde finales de los 50 y entre sus decenas de filmes se cuentan algunos subidos de tono, donde Xavier López luce como un adulto gandul, o como un borracho que no sabe qué hacer con una sospechosa mercancía que debe mover en su pueblo.
Chabelo debutó en la pantalla grande en 1958 con Viaje a la Luna y Chistelandia, esta última una trilogía disponible en YouTube con chistes de la época, algunos tan inocentes como la moral de aquellos años, pero otros con cierto atrevimiento y osadía. Una de sus primeras apariciones destacadas las tuvo al lado de Cantinflas en El Extra (1962), con aquella inolvidable escena en la que amedrenta a un Rogaciano que quiere quedar bien con los hermanos de su pretendida Rosita.
En esos primeros papeles, Chabelo era el niño extradesarrollado con la corpulencia suficiente para sonarse a los adultos, como lo hace también en Escuela para solteras (1965) en la que interpreta a un abusivo fotógrafo de parques. También compartió créditos con los ya encumbrados Polivoces en El aviso inoportuno (1968) pero fue hasta 1973 que se ganó su primer estelar con Chabelo y Pepito vs Los Monstruos, lo que se constituyó como una pareja taquillera que también la hicieron de investigadores en Chabelo y Pepito detectives (1973).
Aunque en algunos sitios de Internet se menciona a Santo y Chabelo vs Los Malos de la Catafixia, esto es más falso que todos los presidentes mexicanos que han desfilado mientras nuestro héroe reparte regalos. Pero en cambio, la que sí filmó fue La tumba de Matías (1987) bajo la dirección de Alberto Mariscal, escrita por Javier Durán y Rafael Pola. En plena época de videohomes y cine de ficheras, Chabelo dejó atrás al amigo del Señor Aguilera para interpretar a Chon, granjero de malos modales, un borracho que cuenta haber perdido a su mujer en un volado y que eructa tufos de tequila a la menor provocación, el que sobrio habla como Xavier López y ya en tragos es agudo como el niño viejo de los domingos análogos.
Chabelo alburero, pícaro, apostador, borracho, malviviente, tramposo, machista. O el Chabelo pobre, el miserable de Los Pepenadores de acá (1982), donde tiene una gran secuencia con Freddy Fernández “El Pichi”, al que acaba humillando cuando disfrazado del diablo lo obliga a bajarse los pantalones para abusar de él a cambio de un futuro millonario.
Dispuesto a hacer pequeños papeles en el cine de clase B, Chabelo también compartió créditos con las estrellas de la picardía mexicana, pues en Dos machos que ladran no muerden regresa a su papel de niño-bestia y se convierte en el hijo verdugo de Alberto Rojas “El Caballo”, quien padece todo tipo de ataques de ese gorilón con voz de inocencia.
Pero si esos roles de comedia subida de tono han hecho de Chabelo un personaje bipolar, su participación en Club Eutanasia (Agustín “Oso” Tapia, 2005) no hacen sino confirmarlo como un histrión ideal para el humor negro de buena calidad, lo mismo que ocurre en Amar (Jorge Ramírez Suárez, 2009) cuya participación especial es tan solvente que dan ganas de verlo en proyectos serios.
¿Será que la generación actual de directores mexicanos lo quieran aprovechar ahora que tiene los domingos libres? Ojalá que la catafixia lo premie con más que un apagón analógico.
2 machos que ladran no muerden parte 1 pelicula… por alvacelnet