Por Alejandra Quintero
Son casi las 4 de la madrugada y camino rumbo a la avenida Madero para encontrar un taxi, dejo atrás el portón azul en donde seguía la fiesta, la euforia del concierto. Donde San Pascualito Rey ya no era San Pascualito. Sin ganas de irme camino en las calles desiertas del centro, pienso que tengo que levantarme en solo cuatro horas más.
Alrededor de las diez de la noche llego a La Caldera, hay un poco de gente afuera platicando, tomándose su tiempo para entrar. No hay ningún contratiempo en la entrada, se nota una buena organización además de la amabilidad de los organizadores. Entro, las paredes rojas hacen que todo luzca aún más oscuro, lo primero que pienso es que la última vez que estuve en ese lugar fue en otro concierto hace más de un año quizá, han despejado de sillas casi toda la parte de abajo, frente al escenario, más grande que el acostumbrado en ese lugar. Aún luce con poca gente, lo que prosigue es ir por una cerveza. Son las 10:20 pm, comienza la música, unos chicos en el escenario con una imagen detrás en la pantalla, anuncia su nombre: Jack and the coward committee (conocidos en generaciones anteriores como The Polyesters), sus sonidos me recuerdan un poco a Franz Ferdinand. Look de chamarras de cuero, cabello que cubre sus rostros y apenas deja asomar sus barbas prominentes. Ha pasado alrededor de una hora y parece que estos chicos han dejado un buen sabor de boca en la gente.
El lugar va llenándose de a poco en la parte de abajo, subo para saber cómo está arriba, pero luce más vacío de lo que parece. La gente que está ahí son rockeros, verdaderos fans de la banda. Es evidente que un grupo como San Pascualito Rey no permitiría atraer hipsters bajo ningún pretexto, ese estilo depresivo y brutal de la banda es tajante. Bajo las escaleras y me quedo ahí fumando un cigarro, a unos metros de la entrada del lugar, tras unos minutos comienzan a llegar los tipos de la banda, junto con su representante que camina con una cara muy serie detrás de ellos, pasan frente a mi sin que los reconozca bien a bien. Unos 5 minutos después llega corriendo el guitarrista Alex Otaola acompañado de un tipo de seguridad, no sé de dónde sale una chica y lo aborda eufórica pidiéndole una foto, pero tal cual si fuera 3 horas tarde y hubiera cientos de chicas que no permitían el paso, ni siquiera se detiene, le dice que al final mientras el de seguridad la aparta. Fue un poco graciosa la reacción de la chica, sobre todo porque al parecer no le importo demasiado el desplante y seguro esperaría por esa foto al final.
Ya pasan de las once y media y en la pantalla del escenario aparece un video donde un trío presenta a San Pascualito Rey (otro de los proyectos nuevos para La Yoshokura este año), salen y saludan a la banda de Morelia, los fans gritan, ya están todos pegados para estar cerca del escenario, comienza Lejos, todos la corean. Miro a mi alrededor y no dejan de cantar ni una sola línea, algunos hasta parece que entran en trance al cantar. El concierto sigue, Pascual (Pax) grita: “con huevos cabrones” para animar a la gente a cantar con él, cosa que el público moreliano no rechazó, y provocaron una especie de performance para el coro de Así es el amor. Los meseros van y vienen con chelas en mano, una buena alternativa porque en los conciertos siempre tienes que caminar para conseguirlas. Un repertorio de canciones nuevas y algunas viejitas transcurre con la noche, escucho una melodía conocida, una que me remonta por ahí del 2006 cuando “Nos tragamos” cobro sentido de manera literal para una casi adolescente (casi).
Anuncia ya su despedida a las 12:45, cantan Salgamos de aquí y Esto es morir, se bajan del escenario. La gente grita y les suplica que vuelvan con groserías y chiflidos, finalmente lo hacen, Pax toma fotos del público, la euforia provoca quitarse la camisa, no la mía claro, la de un avezado fan, pero solo le dura una canción y se la vuelve a poner, mientras comienza Línea del fin. Como cierre (ahora sí) llaman al escenario a Juan Sebastián Lach ex integrante de Santa Sabina, un tipo que por supuesto no pasa desapercibido pero que solo un fan reconocería, para que toque con ellos la última canción: Caminito, de la producción Sufro, sufro, sufro… “escuchando las rocas, voy dejando, cada una un deseo desechado”.
Un disminuido público pero agradecido por la entrega de la banda y su buena actitud, avientan las batacas, se abrazan y se despiden ahora ellos agradecidos con la gente. Más tarde saldrían a firmar discos, playeras, partes del cuerpo y sacarse todas las fotos que les pedían. Recordé a la chica groupie, y la vi tomándose fotos con todos, tal vez finalmente si iba muy tarde el guitarrista, ya había pagado la foto que debía. Son alrededor de la 1:30 y la gente se niega a irse, esperando el after con la banda. Sin duda una buena apuesta, excelentes músicos, extravagantes estilos, buena música para fans del rock mexicano.
Presentan cineminutos
De forma paralela, José Luis Castillo, Antonio Monter y los alumnos de la Universidad de Morelia, dieron a conocer una serie de cineminutos, realizados para el Festival Cultural La Yoshokura, con el trabajo de alumnos de esta institución, de las carreras de Medios Interactivos y Periodismo.
Estos videos pretenden ser una original presentación para los músicos invitados al festival, el primero fue lanzado en el concierto de San Pascualito Rey, donde el Trío Rubí los presenta desde el peculiar escenario de la cantina La Enramada.
Cada artista tendrá como telón un video especial, en donde un personaje de la ciudad de Morelia dará paso a su actuación. Un trabajo que se hizo a contratiempo, según las palabras de los propios alumnos, se hicieron entrevistas a estos personajes, en donde hablaran de su labor y presentaran un poco de su trabajo, para terminar con la presentación del músico en turno. Uno de los elementos que quisieron resaltar en este proyecto fue la diversidad, tanto del cartel del festival como de los personajes escogidos para esta muestra.
Se presentaron 15 videos en donde la creatividad de los alumnos resalta, desde la realización, las tomas y la edición. La que más llamó la atención en cuanto a propuesta fue la de Fidel Bailons, cilindrero de la ciudad, que presenta a Sho trío, en donde la toma desde la altura hacia la plaza de San Francisco hace que cambié totalmente la percepción del escenario, planos a detalle, acercamientos, nos adentran en las imágenes.
Las presentaciones van desde la seriedad de Alejandro Castro Lemus presentando a La hora de la hora, la rareza de ver a Los Jilguerillos presentando a Carla Morrison, el entusiasmo de Kaz, rapera michoacana, presentando a Niña Dioz, la extravagancia de Sofía Rojas presentando a Afrodita, hasta el orgullo del grupo norteño, Caudales Musical, presentando a Nortec Collective. Pero sin duda, el video más entrañable, de uno de los mariachis emblemáticos de la ciudad, Paisano Villegas presentando a El guincho, se convirtió en el favorito.
