Por Lenin Cardozo
A finales del siglo 19, se gestaron las ideologías que desplazaron definitivamente al pensamiento religioso. Estas ideologías irrumpen fracturando a la humanidad y convierten al Siglo XX en el epicentro de los debates, entre la tesis comunista y la capitalista.
Aun cuando aparecieron los matices de ambas partes, dichos enfoques polarizaron el pensamiento político hasta la llegada misma del siglo XXI. También a finales del Siglo XX aparecen las primeras acciones de los llamados ambientalistas.
El nuevo capitalismo, el capitalismo del Siglo XXI, el nuevo socialismo, el socialismo del Siglo XXI, son los últimos suspiros de los ya debilitados amarres o anclajes de quienes como el avestruz, ante el pánico o incomprensión de lo que sucede, meten la cabeza en un hueco para evadir así la realidad. Una suerte de incapacidad misma por no entender las necesidades cada vez más estruendosas de una población que busca interpretar las dramáticas señales que nos envía el ya descompuesto planeta Tierra.
El Siglo XXI empieza a mostrar los descontroles creados o acumulados en la naturaleza y la humanidad comienza a vivir las contingencias más intensas de los llamados fenómenos naturales. Pareciera prematuro decir que el cambio climático empieza a dar muestras de inusuales y alarmantes eventos. Para los científicos de los países contaminadores, todo es parte de un ciclo natural de enfriamiento o de calentamiento que sufre el globo terráqueo.
Donde no hay divergencias teóricas o científicas es en que la población mundial aumenta exponencialmente y los recursos se agotan geométricamente. En el futuro próximo, la atención estará centrada en cómo sobrevivir en un mundo prácticamente diezmado por el egocentrismo de una parte de la humanidad que nunca fue capaz de buscar el equilibrio, de reutilizar, reciclar y reducir los sobre consumos, de reconocer la existencia de los otros habitantes del planeta tierra. La producción alimentaria en los venideros años estará ligada a los océanos, en hacer parcelas en los mares, para la producción de nuevos alimentos y agua potable o lanzar al espacio misiones colonizadoras/depredadoras e iniciar así la era de los «Terminator planetarios». Planeta que encuentren, igual lo contaminarán y lo destruirán.
En oposición a ese estilo de vida de los antiplaneta, este nuevo siglo es también testigo del crecimiento exponencial de los ambientalistas. Las manifestaciones en favor de la defensa planetaria dejaron de ser acciones de unos pocos y pasaron hacer movilizaciones de muchos y de manera simultánea en los distintos continentes del mundo. Los ambientalistas traen una nueva agenda de convivencia que busca remplazar la anacrónica y homocéntrica visión del mundo, por nuevos acuerdos de convivencia con la biodiversidad planetaria. El contrato social entre humanos pasará a ser historia patria y lo sobrevivirá el contrato natural, que se impondrá como el gran acuerdo de este siglo. Comenzamos así la gran marcha, guiados por el faro que alumbrará los tiempos venideros: la ideología ambientalista. Quien gobernará a la humanidad hasta el fin de sus días.