Ante la desinformación producto del analfabetismo y la censura, el corrido recogió pasajes de la historia de México, como batallas o momentos de convulsión social y política, para que el pueblo se las apropiara como parte de su devenir.
Por Jorge A. Amaral
Entre el público ajeno a la música norteña, Los Tigres del Norte cobraron relevancia a partir del MTV Unplugged: Tigres del Norte and friends, que salvo por la colaboración de René, de Calle 13, lo demás puede pasar desapercibido. Pero Los Tigres del Norte son más que un disco para posers que antes de ese álbum se hubieran avergonzado de ser sorprendidos escuchando a estos sinaloenses, este grupo tiene una discografía rica en historias bien contadas ya que desde sus inicios, en 1968, siempre se han preocupado por hacer música norteña de calidad al seleccionar concienzudamente lo que van a grabar, y prueba de ello son corridos como los compuestos por Paulino Vargas, autor, entre otras, de “La Banda del Carro Rojo”, temas que se han vuelto iconos del género y de la cultura popular.
Hay en el disco Corridos prohibidos (1989) un tema que refleja a la perfección la postura de Los Tigres del Norte respecto a la epopeya rural mexicana, “El corrido”, cuya letra transcribo por el puro gusto:
Como la corriente de un río crecido
que baja en torrente impetuoso y bravío,
voz de nuestra gente, un grito reprimido,
un canto valiente, eso es el corrido.
Hay cuatro palabras que saltan a la vista en esta estrofa: impetuoso, bravío, reprimido, valiente, lo cual hace referencia, primero, a la historia del género como canto sobre las hazañas de los hombres más valientes, ese México rural de la Revolución, hombres como Gabino Barrera, que no entienden razones y que tienen una pistola “pa’ darle gusto a cualquiera”. Pero llama la atención la dicotomía entre el grito reprimido y el canto valiente que, aunque no lo parezca, viene a reafirmar lo dicho en los dos primeros versos, pero que al ser la “voz de nuestra gente”, se constituye como la democratización del malestar y la protesta en forma de música al ser eso que no se dice pero sí se canta.
Voz del oprimido, un retrato hablado,
calificativo y hasta exagerado,
tribuna que ha sido del pueblo juzgado,
ese es el corrido, ese es el corrido
que me han enseñado.
En esta segunda estrofa se describe con mayor puntualidad la utilidad social del corrido, ya que lo mismo sirve para cantar la inconformidad que para describir y reseñar personajes y situaciones y a partir de ahí juzgarlas, aunque por su espíritu épico, hay la licencia para exagerar un poco, siempre en aras de contar una buena historia basada en hechos reales. Esta estrofa remata con algo que me parece mágico, pues al decir que ese es el corrido que le han enseñado, ya no sólo estamos ante algo que se pasa de generación en generación de forma automática, sino que es una enseñanza, una herencia que se recibe de los más experimentados y eso siempre implica una responsabilidad, y si seguimos en esta tónica, se entiende en qué se distinguen Los Tigres del Norte de los chaqueteros mentales del Movimiento Alterado.
El pueblo lo canta hecho sentimiento,
abre la garganta y lo lanza al viento,
pública y notoria voz del pregonero,
pueblo que su historia lee en un cancionero.
Un hecho sangriento, una gesta heroica,
el atrevimiento de un pueblo patriota,
un hombre muy hombre por una hembra herido
ha puesto su nombre en nuestro corrido.
El juglar cantaba las noticias de aldea en aldea y era la única forma en que el pópulo se enteraba de los sucesos del reino, y el corrido ha venido a cumplir esa función en un México con pocas oportunidades educativas, ya que, ante la desinformación producto del analfabetismo y la censura, el corrido recogió pasajes de la historia de México, como batallas o momentos de convulsión social y política, para que el pueblo se las apropiara como parte de su devenir; pero también están las historias personales, como el triángulo amoroso, la infidelidad o el honor mancillado que siempre se resuelven, para bien o para mal, en hechos de sangre, de los que más de alguno ya no sale vivo.
A pesar del tiempo caminas ufano,
vuelas con el viento, libre y soberano;
amigo querido, te extiendo la mano
por ser el corrido y por ser mexicano.
Así, aunque pasen otros 100 años, el corrido se seguirá cantando en libertad, como uno de los más marcados rasgos de nuestra mexicanidad amante de las tragedias que satisfacen el morbo pero que también enseñan que el que a hierro mata, a hierro muere. Salud.
Ilustración de Slide: Jim Jim Furia