Son ya 20 años sin la presencia de “La Dama del Jazz”, Ella Fitzgerald, quien el 15 de junio de 1996 nos dejó abandonados en este mundo duro y cruel. Hoy, sin embargo, lejos de borrarse con el pasar del tiempo, la extraordinaria voz de la nacida en Virginia sigue acompañando a quienes aman grandes clásicos como Summertime, A tisket, A tasket o Someone to watch over me.
Las enfermedades no la dejaban en paz desde 1985, cuando fue hospitalizada por problemas respiratorios. A partir de entonces su salud se empezó a deteriorar hasta el punto en que fue necesario amputarle ambas piernas a causa de la diabetes, que terminó por arrebatarle la vida. Sin embargo, murió tranquila y en paz, preparada para llevar su voz a otras dimensiones.
Hablamos de una leyenda que ha vendido más de 40 millones de discos, la mujer que posee un Cuadro de Gloria en el teatro Apollo de Nueva York, la muchacha negra que creció entre la pobreza y contra la supremacía blanca. Su numeralia es impresionante: 200 discos grabados, más de dos mil canciones interpretadas y duetos imborrables con monstruos como Duke Ellington, Count Basie, Nat King Cole, Frank Sinatra o Benny Goodman.
Lo de menos son sus 13 Grammys o la Medalla Nacional de las Artes otorgada en 1987; más allá de cualquier condecoración, Ella Fitzgerald protagonizó una historia conmovedora que inició un 21 de noviembre de 1934 en el Harlem Apollo Theater de Nueva York. La leyenda estaba por comenzar.
Si quieres rendirle tu propio homenaje, es momento de que pongas su música todo el día (Spotify tiene un montón de discos) o que veas este documental y conozcas más detalles sobre la original “Primera Dama de la Canción”.