Con este texto inauguramos un intercambio de cartas entre el mexicano Adrián González Camargo y el argentino Roberto Jáuregui. En ellas leeremos su locura por ese objeto redondo que al ser pateado pone de cabeza al mundo, sobre todo cada cuatro años. ¿Hasta dónde llegarán sus respectivas selecciones? Ya lo iremos sabiendo.
Querido Roberto:
¿Qué tal Mar del Plata? Espero con gusto tu llegada a Morelia, sobre todo porque vendrás con alfajores Jorgito. Hace una hora apenas terminó el partido de México contra Alemania. No saber qué hacer con la alegría es sinónimo de ejecutar el verbo «ser» en México. Soy mexicano pero pocas veces sé cómo ser alegre. Ahora mismo tiemblo de alegría, cuando en otros momentos aprendí a temblar de miedo o de nervios. Llegué a casa después de haber hecho un recorrido muy breve por el centro de Morelia. Pasé por tu casa pero evidentemente no estabas ahí, si no te hubiera tocado a la puerta e invitado a celebrar en Las Tarascas, la famosa fuente donde una noche celebramos también que México ganó, allá por el 2002 -no recuerdo si contra Croacia o Ecuador-, y en otros momentos, como cuando el equipo de casa se hizo campeón. La misma fuente que se robaron y quién sabe en dónde esté.
Tú lo sabes, pero quien lea esto tal vez no sabrá qué significa empezar en pole position. Recordarás que es la posición más privilegiada en la Fórmula 1, donde el corredor arranca en el primer lugar. Los entrenamientos o el equivalente a entrenamientos, recordarás querido Roberto, son tres previos a la carrera. Acá en el futbol hoy pasó algo similar, pero nadie arranca en posición pole en un Mundial, salvo los campeones defensores y las selecciones favoritas. Todos empiezan de cero, pero pocos traen handicap al empezar este torneo.
Sin embargo, hoy México arrancó como si hubiera estado en pole. Ganarle al campeón es entender a David venciendo a Goliat. Es algo que Checo Pérez no ha podido hacer en toda su carrera, aunque haya subido al podio e incluso estuviera a muy poco de ganar un gran Premio. ¿Te acuerdas, en Canadá? Pero el futbol es lo que apremia ahora. Ya no hablamos de elecciones, a dos semanas de elegir el próximo presidente de México. El futbol nos supera cada cuatro años.
Hirving Lozano metió el gol y revirtió la historia. Eso hacen los héroes. Eso hacen los David. Irónicamente, a Lozano lo han discriminado en Holanda. ¿Te han discriminado en el mundo, por ser argentino, che? Yo no conocí la discrminación hasta que viví en Estados Unidos. Hoy los alemanes publicaron una portada con un muro que no sería abatible. México ya tumbó el primero de varios muros que tiene pendientes. Será que una parte del coraje que derivamos al gritar ¡gol! es que dejamos de ser ciudadanos de segunda clase. ¿Y si ponemos a Trump a jugar un partido de futbol? ¿Crees que Macri debería estar en ese juego?
Después del partido traté de imaginar qué habría sentido Kutuzov al vencer a Napoleón o Zhukov cuando terminó venciendo a los alemanes. No existe forma de medir o guardar el triunfo, por fortuna. No hay nada que guarde esas emociones más allá de un recuerdo, leerlo en una novela, escucharlo de voz de algún abuelo. ¿Queremos realmente guardar esos momentos en videos de Youtube? Yo, en tiempos de resguardo, sigo abogando por lo efímero. Y por eso quisiera convertir esta alegría en poesía. Y no voy a poner la repetición del partido. Alemania no pudo con el invierno del 41-42 en la segunda guerra mundial. Tampoco pudo con el calor del 2018.
Ahora que vuelvas a este México que sabe más dolerse que alegrarse, encontrarás las mismas calles que se barren por la mañana y las campanas que tañen religiosamente al amanecer. Seguiremos gastando miles de pesos en fiestas y buscando en la cartera para pagar la mordida del oficial de tránsito. Y ciertos mexicanos seguirán llenando formularios de cadáveres en las morgues que se siguen saturando. No quiero ser agridulce, pero tampoco puedo evitar recordar lo que vivimos en este 2018 tan convulsionado. Por cierto, ¿te conté que el huracán Bud se llevó el barco Betula? Ese que estaba encallado en las costas de Michoacán. El agua se lleva todo, por eso espero que vuelvas por tierra.
En fin, que este bálsamo que es la victoria nos viene como chapuzón en tiempos de calor infernal. En México merecemos ser felices, aunque sea de vez en cuando. Desde hoy declaro sustituido el 5 de Mayo por el 17 de Junio. Recordemos que el 17 de Junio del 2010, Chicharito y Cuauhtémoc Blanco le metieron 2 a Francia en Sudáfrica. Y que el 17 de Junio del 2014, México le empató a Brasil en casa. Se nos da eso de repetir las fechas. Otro ejemplo es el 19 de Septiembre.
Buen viaje de regreso, Roberto. Y por cierto, como diría Kafka: feliz día del padre.
Un abrazo fraterno,
Adrián
Morelia, 17 de Junio del 2018
*Fotos: Flickr / James Willamor