Maestro de varias generaciones, experto en jefaturas de información, autor del libro Periodismo en Michoacán bajo riesgo, además de amante de la divulgación científica y el periodismo cultural, Raúl López Téllez tiene un diagnóstico preciso de la situación por la que actualmente pasa el gremio de la comunicación en el estado de Michoacán. “Somos soberbios, nos unimos más por los muertos que por los vivos”, afirma en una entrevista donde abordamos si el periodismo en su mejor versión tiene algún futuro o de plano lo damos por muerto.
¿Cómo está la salud del periodismo en Michoacán?
El diagnóstico es negativo porque se conjugan varios factores, no es nada más la crisis financiera de las empresas, sino son los mensajes que debe recibir una sociedad, y una sociedad debería tener medios saludables con periodistas bien pagados, con las condiciones garantizadas para que la información no se relacione con intereses particulares. Uno de los grandes lastres que tiene el periodismo en Michoacán es que ya no sabemos qué es información, el lector no recibe esas señales de transparencia y mucha de la información se ha convertido en publicidad oficial, en gacetillas burdas que queremos hacer pasar como noticia de valor, pero no olvidemos que el usuario de información es más sensato que nosotros mismos; es una persona que distingue qué nota le sirve y cuál puede tirar a la basura.
¿El gobierno es capaz de crear sus propios medios y destruir los que no le son convenientes?
En Michoacán se han dado dos casos recientes: yo ubicaría primero a La Jornada Michoacán, que llegó a ser parapeto del primer gobierno perredista en Michoacán, y posteriormente el diario Capital, propuesta del gobernador Silvano Aureoles. En ambos ejemplos vemos desenlaces que invitan a una lectura: La Jornada Michoacán fue víctima de malos manejos administrativos que provocaron su cierre, pero nos brindó un ejercicio de cinismo en su director (Juan Manuel Venegas) cuando éste se va a trabajar a otro medio, sin pagar ni dar la cara ante los reclamos que le hicieron los trabajadores de ese periódico. En el caso de Capital, es una empresa de comunicación que se enfrentó a una realidad en la que no estuvieron dispuestos a perder un centavo. Eso habla de la naturaleza de los medios que hemos tenido, desde el más tradicional hasta el más nuevo, en los que la relación con el poder lo es todo.
¿Cuando se acaban los subsidios se acaba el negocio del periodismo?
Claro, porque tal parece que venir a Michoacán era negocio para los medios, había subsidios para todos. Hace 15 años, un 90 por ciento de ellos tenía subsidio y con eso les alcanzaba para pagar salarios, insumos, maquinaria, distribución y hasta se daban el lujo de evadir impuestos. Sin embargo, cuando Fausto Vallejo asume la gubernatura hay recortes hasta del 40 por ciento en esos subsidios, provocando una crisis real con los medios de comunicación. En el 2015 se da por primera vez la falta de pagos en un medio (en Cambio de Michoacán) y cuando quienes trabajábamos ahí pedimos una explicación e incluso dimos propuestas para fortalecer la oferta editorial, el dueño nos dijo que no, que él iba a seguir con el mismo modelo: el de ser subsidiado por el gobierno del estado. No tenemos, pues, empresarios en los medios, tenemos políticos que siempre esperan subsidios.
¿Y este modelo parásito tiene futuro?
Yo creo que ya está agotado, ya no tiene nada que hacer y lo estamos viendo. Se habla de que el gobierno adeuda desde hace más de un año el pago de estos subsidios; algunas empresas han logrado sobrevivir porque todavía tienen ingresos comerciales de publicidad privada, pero lo que se necesita es que entren otros perfiles de empresarios. Su función debe ser la de valorar los mensajes, la de entender que la verdad vende, la verdad bien manejada es negocio periodístico: no esa verdad manipulada, sino la auténtica, la que tiene transparencia absoluta.
¿El periodista sigue denunciando todas las injusticias, menos la propia?
Por desgracia somos un sector demasiado soberbio, egoísta, dividido y sobre todo poco cultivado. En los últimos años, el perfil del periodista ha sembrado estas características: a la mayoría de los compañeros no les importa dar el mensaje adecuado. En muchos casos me atrevo a pensar que no están preparados para hacerlo, en otros se justifican para seguir con ese tipo de actitudes que terminan por lesionarnos a todos, porque no preservamos lo que debe ser la naturaleza y la esencia de nuestro oficio, se lo vendemos a alguien y ese alguien sabe cómo pervertirnos. El hecho mismo de que los salarios sean bajos desde hace mucho tiempo es una artimaña para inducir a la corrupción de los periodistas, y eso lo saben bien los dueños. Lo más lamentable es que los medios se valen de eso para justificar que no tienen recursos para pagar lo justo a un reportero.
A veces pareciera que los periodistas no se unen, pero los dueños sí que lo hacen….
Claro, ellos siguen operando como grupos fácticos, están unidos, son cómplices, viven la misma situación de la que se quejan pero no se unen para resolverla, al contrario, se mantienen en una laxitud y comodidad ante la autoridad, por lo que será difícil que veamos en ellos un reclamo. Su alianza es sólo para formar grupos de opinión que no tiene nada que ver con los periodistas, sino con las posiciones empresariales, desde un coto de poder.
¿Y qué sigue entonces?
En el corto plazo seguiremos viendo la continuación de esta crisis: el hecho de que cada vez más medios están expuestos a la muerte súbita lo veremos en menos de dos años, seguramente. Lo que también está en riesgo es la existencia del periodismo escrito, porque en el caso de Michoacán nos queda un par de diarios y quién sabe hasta cuándo van a aguantar. La ruta la podría definir una visión empresarial comprometida con otro tipo de relaciones, que no vengan a hacer dinero fácil, que vengan a ser empresa, a acompañar a una sociedad que sí requiere de muchísima información. Ahora bien, el abordar el tema de la prensa libre nos corresponde a nosotros los comunicadores, porque los empresarios no se van a atrever a transitar por esa vía. A nosotros nos toca crear medios, pero no bajo los esquemas que ya hemos visto, no con la relación de sometimiento con el poder, sino simplemente medios que nos permitan ser la vía para informar, para analizar, para acercar lo útil, lo trascendente, lo necesario para la gente.
Raúl López Téllez, durante la presentación del libro «Periodismo en Michoacán, bajo riesgo».
Hacen falta más libros como el tuyo, más registro histórico de este momento…
Sí, creo que es algo que nos falta asumir a los comunicadores. Creo que desde diferentes ángulos todos podríamos escribir y aportar cuáles han sido nuestras experiencias, sería de mucha utilidad porque con eso redescubrimos una realidad que entre nosotros sabemos muy bien que existe, pero irónicamente somos el sector más reacio a reconocerla y somos los más reacios a organizarnos. Nos organizamos en torno a los muertos, pero no a favor de los vivos: es lamentable que maten a compañeros en el ejercicio de su trabajo, pero también es lamentable que a quienes seguimos aquí nos sometan, nos vejen, y no digamos absolutamente nada.
Foto de portada: Paul Sableman