Debido a su exitoso recorrido internacional, Güeros, la ópera prima de Alonso Ruizpalacios, era una de las obras más esperadas de la sección de largometrajes en competencia del FICM. La película ya se presentó en el Festival de Cine de Berlín, donde obtuvo el premio que se otorga a los mejores primeros trabajos.
Por Armando Casimiro Guzmán
Además fue partícipe del Festival de San Sebastián, donde se hizo acreedora a un par de reconocimientos. Según se anunció, la cinta será distribuida por Caníbal en los últimos días de marzo del 2015. El propio Ruizpalacios coescribió el guion junto a un viejo conocido, Gibrán Portela, ambos planeado hacer una especie de road movie en la Ciudad de México, pensando en las características propias de una ciudad que no es amigable con los peatones y en donde sus habitantes pasan buena parte de sus vidas metidos en sus autos.
El director cuenta que se acercó al colectivo Citámbulos para empezar a hacer recorridos y localizar los lugares que quería visitar con su película, finalmente eligió: el campus de la UNAM, la unidad habitacional Copilco, algunas zonas del sur de la ciudad, un zoológico, el centro histórico y Texcoco.
Fede (DF al revés) y Santos, dos jóvenes estudiantes universitarios, que soportan estoicamente una de las tantas huelgas de la UNAM, se unen a Tomás, hermano menor del primero y se embarcan en un viaje, en búsqueda de un mítico cantante desconocido. El grupo se completa con la incorporación de Ana, una joven militante, estudiante de la carrera de “letras tropicales”.
La película está rodada en blanco y negro, “fue una decisión intuitiva al principio… pero más tarde me di cuenta de que ejemplifica muy bien los contrastes, las contradicciones de la ciudad y el formato ayudaba a darle un cierto toque atemporal”, dijo Ruizpalacios.
Güeros es una comedia de un tono muy particular, muy propio y ciertamente inusual en el cine mexicano. Posee un humor antisolemne y autoparódico, resulta inolvidable aquella escena donde los protagonistas se quejan amargamente del cine nacional: “Juntan unos vagos, los filman en blanco y negro e inmediatamente nos dicen que eso es cine de arte”.
Aunque inevitablemente el recorrido que hacen los personajes remite a la prolongada huelga de 1999 de la UNAM (en una secuencia impresionantemente bien lograda). El director afirma que no quería aludir directamente al movimiento, que no tenía intenciones de criticarlo ni aplaudirlo, simplemente lo anotaba como un contexto ficticio en el que se desarrollaba la historia.
A pesar de que ser un potencial suicidio comercial, como bien lo pronosticaba el propio Ruizpalacios, Güeros es una gran película. No solo es la típica cinta en donde los protagonistas emprenden un viaje de autodescubrimiento, es una obra que habla de los contrastes sociales, la desidia contemplativa y la furia militante, pero ante todo la cinta es una celebración de la juventud y de una ciudad caótica y vibrante.