La administración del Teatro Melchor Ocampo, dependiente de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), incumplió los acuerdos convenidos con el grupo artístico La Serpiente, que esta semana celebra 15 años de su Festival Internacional Red Serpiente. Así lo dio a conocer el director del grupo, Abdiel Villaseñor, al término de la función del pasado lunes, cuando se presentaron en ese recinto el Contemporary Dance Research Society de Corea del Sur y los solistas Mayuko Nihei y Roberto Rodríguez, de la Compañía Nacional de Danza.
Frente al público que llenó el teatro, Villaseñor aclaró que gracias a sus propias gestiones lograron pagar la renta del Ocampo, es decir, que no obtuvieron apoyo de la Secretaría de Cultura. Pese a ello, el personal del inmueble no cumplió con su parte y ello causó un retraso en el horario anunciado.
Al escenario también arribó Silvia Zavala Tzintzun, titular del Departamento de Operación de Teatros en la Secum, quien acorralada por la denuncia de los artistas sólo atinó a decir que agradecía al personal que sí quiso trabajar para lograr que el espectáculo se llevara a cabo.
Dos desencuentros
En entrevista posterior para Revés Online, Villaseñor describe que el desencuentro con la dependencia no solo fue en la función del lunes, sino para la del 2 de mayo, cuando se estrenó “La nube que baja”, de Laura Martínez Ayala.
Relata que para el montaje del grupo coreano y la Compañía Nacional de Danza no llegó a tiempo el jefe de cabina del teatro, una pieza clave para resolver aspectos como la iluminación y el propio ensayo de los bailarines.
“La agenda de los integrantes de la Compañía Nacional de Danza estaba pactada de 2:00 a 3:00 de la tarde para montar luces y ensayar, pero el técnico llegó a las 4:30”, comenta Abdiel, quien agrega que eso implicó que los artistas calentaran en vano y finalmente no encontraron el modo para el ensayo previo sino hasta las 7:00 de la noche.
Ante el inconveniente, Zavala Tzintzun no resolvió nada, argumentando que el técnico no le contestaba y con la sugerencia de que mejor le marcaran a su jefe directo. “Son lógicas y dinámicas de aparente solución que son cero formales, es como una mala película”, reprocha Villaseñor.
El incumplimiento del personal originó que el grupo coreano ensayara ya con la fila de espectadores afuera del recinto, además de que no tuvieron tiempo para preparar la última de sus piezas, que sin embargo salió muy bien librada y con estruendosos aplausos del público.
Imágenes de Wendy Rufino y Carmen J Cohen. Red Serpiente.
Se pudo cancelar
Abdiel señala que ambos proyectos artísticos pudieron cancelar la función por la falta de profesionalismo en el Ocampo. “No lo hicieron porque tienen un compromiso con el público, porque saben que es organizado por gestores independientes y entienden que eso ya no dependía de nosotros, lo que no quiere decir que no estuvieran molestos”.
La administración del teatro cobró a Serpiente 18 mil pesos por tres funciones para este festival, además de casi 10 mil pesos en insumos para uso posterior del recinto. La ecuación es el aparente “descuento” que la Secum le hace a un grupo artístico con más de dos décadas de sólida trayectoria. El costo convencional sería de 12 mil pesos por función, es decir, brindaron un ahorro de tan solo 8 mil pesos.
Pese a ser un teatro público, la Secretaría de Cultura hace un uso discrecional del edificio, pues entre la comunidad artística se sabe que a ciertos grupos se les facilita sin costo y a otros se les cobran cuotas. “Te puedo decir que hace 15 años había mejores condiciones cuando presentamos el primer festival de la Red en el mismo teatro Ocampo. En aquella ocasión cobramos 100 pesos por tres funciones y ahora lo hicimos gratis porque cobrar es otro laberinto, ya que te ponen una carga enorme de gestiones con diferentes instancias”.
Con todo y los incumplimientos del Ocampo, nadie ofreció disculpas a los integrantes de Serpiente, lo que deja la sensación, dice Abdiel, que estas prácticas las tienen normalizadas.
De talla mundial
Los espectáculos presentados en el Teatro Ocampo son de una calidad digna de cualquier ciudad del mundo con altas exigencias del público. Laura Martínez Ayala es una de las directoras más destacadas en México, que junto a Abdiel Villaseñor y el resto de bailarines de ese grupo se han presentado en lugares como Corea, Holanda y Estados Unidos. La Compañía Nacional de Danza es un referente internacional y la muestra de ello la pusieron Mayuko Nihei y Roberto Rodríguez, con ejecuciones que merecieron largos minutos de aplausos. Qué decir de la Contemporary Dance Research Society, el grupo de Corea del Sur que visitó nuestro país solo para la fecha en Morelia, con piezas conceptuales llenas de simbolismo, literatura e historia.
Dinero hay, solo para conciertos
La política cultural del gobierno estatal se ha decantado por espectáculos masivos con acceso gratuito o condicionado, sin que se apoye al gremio de creadores locales. Un ejemplo es el festival Jalo, donde tan solo para los conciertos de El Tri, Caifanes y Molotov se erogaron 3.5 millones de pesos, mientras que 5 millones se gastaron en la presentación de Los Fabulosos Cadillacs. En contraparte, el presupuesto para recintos como la Casa de la Cultura de Morelia no pasa de los 375 mil pesos anuales.
Ante esa realidad, Abdiel Villaseñor subraya: “Los artistas no nos podemos esperar, la autogestión debe ser una práctica diaria. Si los puentes no los construyen otros, los construimos nosotros y qué bueno que llenen un estadio con un concierto, pero también qué bueno que llenemos un teatro con un espectáculo de danza con calidad mundial”.
La nueva edición del Festival Red Serpiente se desarrolla esta semana con actividades en Morelia y Acuitzio del Canje, que incluyen no solo puestas en escena, sino charlas entre artistas y público.