La literatura cubana contemporánea es un misterio, al menos para mí, claro. Me considero un ávido lector, pero por una u otra razón, los escritores de la isla nunca me entusiasmaron. En cierta forma lo atribuyo a que los poemas de José Martí o Nicolás Guillén incluidos en los viejos libros de texto me provocaban un incómodo aletargamiento. Aunque debo reconocer que recuerdo con agrado el Cine o sardina de Guillermo Cabrera Infante, al igual que Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier (que descubrí gracias a una canción de Kinky), ningún otro libro me viene a la mente.
La 3era Feria Internacional del Libro y la Lectura de Morelia (FILLM), que se llevará a cabo del 20 al 30 de septiembre, debería ser una buena oportunidad para acercarse a esta literatura esquiva, pero según dicen, abundante. Con el lema Lectura sin fronteras, la FILLM, busca posicionarse como una de las iniciativas culturales más importantes de la capital michoacana. La edición anterior mostró una franca mejoría respecto a la primera, pero queda claro que todavía hay mucho por hacer.
La lista de libros y autores es enorme, así que ya entrando en materia, empecemos con las presentaciones editoriales mexicanas, entre las que sobresalen la de Alberto Ruy Sánchez, quien trae bajo el brazo dos textos, que no son nuevos, pero que seguramente estará firmando a los lectores: Los sueños de la serpiente y El expediente de Anna Ajmátova. También llega la primera novela de la dramaturga Camila Villegas, Lo demás es silencio, una historia de violencia en la Sierra Tarahumara. Mientras que desde la CDMX, Didí Gutiérrez, llega con La alegría del padre, un relato de acompañamiento y remembranza de una hija con su padre enfermo.
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Por parte de los locales, destaca el bautizo de Esta boca es tuya, micromemorias de la última groupie, de Alejandra Díaz-Ortiz, un recuento del ambiente musical tras bambalinas en los años 90, editado por la editorial moreliana Arquera Ediciones. Una recomendación anónima me sugiere no dejar de lado ¿Y si me tiro al vacío?, novela coral de Adriana Ayala, escritora moreliana que radica en Jalisco, que está editada por Nitro/Press.
Entre las actividades del país invitado, además de la presentación de la próxima Feria del Libro de La Habana (2025), encontramos montones de antologías poéticas y ponencias sobre la obra de Alejo Carpentier, pero eso sí, nada sobre disidentes y expatriados. Lo cierto es que a pesar de buscar y rebuscar, es muy poco lo que llama verdaderamente mi atención, salvo Felicidad de la conocida escritora Aida Bahr, un retrato sin pretensiones de una familia cubana contemporánea. Se aceptan recomendaciones.
En una primera ojeada al programa, resalta la gran cantidad de números musicales que se incluyen, por lo que mariachi, rap, folk, coros, tunas y mucha música cubana amenizarán las actividades de la feria. Pero hay también talleres para niños y cuentacuentos, además de presentaciones editoriales y conferencias, entre las que destaca, como el plato fuerte de la FILLM, la de Guillermo Arriaga el viernes 27 de septiembre en el Multicentro Las Américas.
El año pasado se incluyó una muestra de cine del país invitado, tristemente las funciones eran en horarios complicados y se empalmaban con muchas de las actividades que por estas fechas saturan la cartelera cultural de la ciudad. Este año se decidió que no habrá exhibiciones cinematográficas, “tampoco es que haya mucho cine cubano”, me dijo un profesor en tono de broma después de ver el programa.
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¿Por qué Cuba? Según se dijo durante el anuncio de la feria en la embajada cubana en la Ciudad de México, la invitación al país caribeño se debe a los lazos de amistad que unen a ambos países. Este tipo de invitaciones siempre tienen un trasfondo, ya saldrá a la luz. En todo caso, sería más interesante que se estrecharan los lazos con toda la literatura cubana, no solo con la que sea tolerada por su gobierno.
En cuanto a las presentaciones de libros, da la impresión de que quedan a deber. Y es que si las comparamos con las del año pasado, en esta ocasión encontramos pocos nombres de peso, como si las grandes editoriales se hubieran guardado sus estrenos para mejor ocasión. Eso sí, se incrementó el número de autores locales y juveniles, que gustarán o no, pero tienen su público.
Aunque algunas de las actividades de la feria se llevarán a cabo en lugares cerrados, la mayor parte se desarrollará en la Plaza de Armas. Con esta decisión, la FILLM entra en un dilema, más gente o mejores niveles de producción. Al ubicarse en un espacio abierto y concurrido, todo el tiempo se ven muchas personas deambulando por los stands, aunque muchas solo vayan de paso. En cambio, en un espacio cerrado, además de ser más cómodo para público y expositores (con menos ruido y sin problemas con el clima), permitiría una mejor apreciación e interacción con los participantes, aunque seguramente habría menos asistentes. Pero como me decía uno de los expositores del año pasado: “que mejor ni le muevan, a mayor público, más ventas y más gente se ve en las fotos”.