Hace casi un año pudimos ver en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), Los adioses (2017), segundo largo de ficción de la mexicana Natalia Beristáin, quien hace algunos años presentó, también en el mismo certamen, su ópera prima, el drama familiar No quiero dormir sola (2012).
La cinta, que llega a cartelera de la mano de Cinépolis Distribución, se basa en la vida de Rosario Castellanos, una de las escritoras más importantes de la literatura mexicana del siglo XX. La obra nos remonta a su juventud en Chiapas (parte que es interpretada por Tessa Ia), al igual que nos muestra estampas de su etapa adulta (aquí el papel lo hace Karina Gidi), en donde ya era toda una figura literaria después de la publicación de la novela Balún Canán (1957). A pesar de ofrecer un esbozo biográfico de la escritora, la obra se centra en la conflictiva relación que sostuvo a lo largo de toda su vida con el profesor de filosofía Ricardo Guerra, con quien compartió trece años de matrimonio.
Es importante resaltar que no es una película biográfica como tal. No es un acercamiento puntual y cronológico a la vida de Rosario Castellanos. El guión coescrito por Maria Reneé Prudencio y Javier Peñalosa, es una especie de collage que se mueve azarosamente, va hacia adelante y atrás en el tiempo, el cual se intercala con textos de la autora chiapaneca: cartas, poemas y discursos, que sólo en algunas ocasiones aportan algo a la historia.
¿Pero funciona realmente esta amalgama? Si lo vemos desde el punto de vista biográfico o de algún espectador que no esté familiarizado con la obra de Castellanos, lo cierto es que no. La propia directora reconoce que pocas personas de su generación y posteriores, reconocen la vasta producción literaria de la escritora chiapaneca. Incluso ahora, lo primero que viene a la mente al escuchar su nombre es el premio de novela breve, al que año con año convoca el gobierno del Estado sureño, en conjunto con el ayuntamiento de Comitán de Domínguez.
Sin embargo, el acercamiento que hace la directora es distinto. Ella explica que inicialmente buscaba contar una historia sobre las vicisitudes de la vida en pareja, cualquiera que fuese. No había pensado necesariamente en un matrimonio de afamados intelectuales, pero en ese momento se encontró con las cartas que durante años Castellanos le había escrito a Ricardo Guerra, las cuales fueron publicadas en 1994. Ello cambió totalmente el punto de vista que tenía Beristáin sobre la escritora y empataba muy bien con lo que estaba buscando. Es ahí donde las cosas comienzan a cobrar sentido.
Rosario Castellanos dedicó una buena parte de su obra a defender los derechos de las mujeres y es reconocida como una de las feministas mexicanas más influyentes de su época. Sin embargo, tras las puertas de su casa escondía una difícil relación marcada por el machismo y la infidelidad. Para ir más lejos, algunas frases de sus cartas sugieren cierta sumisión y conformidad respecto a su vida en pareja, una evidente contradicción.
Los adioses, es una aproximación un tanto inusual a una figura pública, partiendo desde lo universal de las relaciones de pareja, hacia el interior de su situación sentimental. La cinta de Natalia Beristáin brilla por el colorido y la luminosidad de sus escenas, por el gran trabajo de vestuario y diseño de arte, por sus actores… pero encuentro dificultad para establecer un diálogo con su película, la turbulenta relación de la protagonista se siente desapasionada, es como si le sobrara forma y le faltara intensidad. Da la impresión de que no consigue contar de la mejor manera posible las complicaciones de las relaciones amorosas a través de la vida de una figura de las letras mexicanas.