Mosh, hermano, ya eres michoacano
Todos los días el gobierno del estado, ya sea a través del secretario de Educación, Alberto Frutis, o el titular de la Secretaría de Finanzas, Carlos Maldonado, o incluso en voz del gobernador, Silvano Aureoles, sale a decir a la opinión pública que las deudas con el magisterio están saldadas, que ya se les pagó, cuando la realidad es aplastante, contundente, y se impone a lo dicho por el Ejecutivo estatal y sus voceros, porque si los pagos estuvieran hechos, si no se les adeudara nada, no tendrían necesidad alguna de salir a las calles a marchar, a tomar las vías del tren, a exponerse al uso de la fuerza bruta (o policial, es lo mismo) y detenciones.
Pregunte usted a cada maestro de este estado, de este país, y le dirá lo que todos sabemos pero el gobierno y sus portavoces no dicen: si no hubiera adeudos y cuestiones administrativas y laborales pendientes no estarían en la calle, estarían en el salón de clases ejerciendo su noble labor.
Y es que a estas alturas el gobierno y sus periodistas afines, tanto en medios escritos como electrónicos, pareciera que ya no hallan cómo minimizar por un lado el malestar y, por el otro, denostar a quienes se atreven a salir a la calle y decirle al gobierno lo que vale. A la CNTE se le ha acusado de buscar incidir en las campañas, de estar al servicio de Morena para desestabilizar al gobierno del estado, de seguir los dictados del diputado Érik Juárez Blanquet y Carlos Torres Piña para golpear al hermano del gobernador que también quiere ser candidato a senador, Antonio García Conejo.
En este sentido yo preguntaría a quienes han esgrimido tales acusaciones: ¿Y los sindicatos de la Universidad Michoacana, SPUM y SUEUM, a quién sirven?, ¿y el personal del Sector Salud?, ¿y los del Colegio de Bachilleres?, ¿y los del CECyTEM?, ¿y los del Icatmi?, ¿y los del IMCED?, ¿y los del STASPE, que también se han manifestado?, ¿y los del Cecadej 01 de Tacámbaro, escuela-internado que tuvo que regresar a sus alumnos a sus casas porque ya no había ni gas ni frijoles para alimentarlos?, ¿todos ellos están al servicio de Morena?
De ser así, ¿para qué nos esperamos?, hagamos de una vez las elecciones o una revuelta o lo que sea con tal de cambiar este estado de cosas, porque en el estado de Michoacán en particular, y en México en general, no estamos como para triunfalismos que lo único que hacen es contención de daños y administración de la crisis que campea por todos los rincones y en todos los aspectos, no sólo el económico y el educativo.
Lo malo de todo esto es que hay un sector de la prensa al descarado servicio del gobierno estatal (si Morelos los viera ya le hubiera quitado su apellido a ese grupo) y otros a los que a través de la presión económica se les mantiene a raya, viendo comprometida incluso su credibilidad, y esto genera desinformación en un amplio espectro de la sociedad, lo que deviene en encono hacia la lucha sindical de quienes sólo pelean por sus derechos laborales.
Cierto, hay sindicatos con algunas prestaciones que rayan en lo ridículo, pero para ello hay que negociar con los gremios y llegar a acuerdos, no simplemente dejar de pagar y, si se manifiestan, aventarles a la fuerza pública y repartir culpas y entrar al golpeteo partidista. Pero también hay que poner orden en los gastos gubernamentales, como el transporte de los altos funcionarios, sus salarios y demás beneficios de la alta burocracia.
Por cierto, escribí lo anterior antes de enterarme de que el mítico Mosh pertenece a la CNTE con plaza el municipio de Álvaro Obregón. Con esto, la parte oficial (gobierno y medios afines) tienen un arma infalible contra la abominable Sección XVIII.
Que dicen que están resurgiendo
Lo acontecido el pasado domingo a los periodistas que acompañan la caravana de Marichuy tiene diferentes lecturas, dependiendo lo que se quiera resaltar, lo cierto por un lado es que si va uno transitando entre Buenavista y Tepalcatepec y ve un grupo de gente armada, de entrada no se detiene, y menos a tomarles fotos. Pero, por otro lado, lo sucedido refleja que en muchas zonas de Michoacán, en especial Tierra Caliente, no hay las condiciones para el libre tránsito, no está garantizada la seguridad para los ciudadanos que tengan que circular por esas y otras zonas.
Pero sucede lo mismo que con el descontento de los sindicatos: la autoridad voltea hacia otro lado y sale a decir que todo está en santa paz y tranquilidad, que los grupos delictivos son cosa del pasado, que quizá estén pretendiendo reagruparse cuando en realidad no han dejado de operar en muchas regiones de la entidad. En fin, lo sucedido a los periodistas es una prueba fehaciente de que no vivimos en el mejor de los estados posibles. Pensemos en ello el 1 de julio, cuando elijamos alcaldes y a quienes nos van a representar en el Congreso de la Unión. Al tiempo.
*En la foto de portada, El Mosh en sus juventudes punketas con Atoxxxico