Es 1994 y las bardas cercanas a una preparatoria dejan ver logotipos del PRI y el eslogan del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari: Solidaridad. En un auto, dos adolescentes intercambian acalorados besos sin importar que en la vida escolar sean como el agua y el aceite.
Nadie nos va a extrañar, serie disponible en Amazon Prime, retrata una época de las más dolorosas en el México contemporáneo. El año donde todos soñaban con avanzar a la modernidad, pero en la que, de pronto, las cosas se fueron al carajo. En ese preámbulo, el de la calma que precede a la tormenta, se desarrolla una historia aparentemente sencilla, aunque en realidad está llena de simbolismos.
En la escuela preparatoria “Héroes de la Revolución” hay cuatro outsiders que solo pueden sobrevivir con el conocimiento. Su salvavidas consiste en vender exámenes resueltos para hacerse de un poco de dinero y sobre todo para evitar ser molestados. Tenoch es un oaxaqueño becado que sueña con comprar una computadora. Alex, un güero con facha de galán que esconde algo inconfesable. Marifer escribe canciones de rock y Daniela lidia con el rechazo varonil por su sobrepeso. El cuarteto de nerds suma al nuevo de la escuela: Memo, un chico por demás introvertido, integrante de una familia de clase media a punto de alcanzar la fortuna económica.
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En ese microuniverso se habla de la pobreza, del acoso escolar, del no poder expresar una preferencia sexual, de la falta de amigos, del sentirse incomprendido, del siempre ser rechazado. Pero todo ese conjunto de realidades no se aborda desde el drama lacrimógeno, sino desde una inteligencia argumentativa con mucha carga de humor negro.
Acá no hay buenos ni malos, solo personas de carne y hueso que entienden la vida como pueden porque no han cumplido ni 17 años. Encima, los que deberían ser sus guías también parecen extraviados. Un director con mañas de político, profesores que también bullean y unos padres atormentados por el desasosiego.
El soundtrack es inmejorable: Caifanes, Duncan Dhu, Fobia, Ace of Base, Flans, Caló, Hombres G, Thalía, Magneto, Héroes del Silencio y muchos otros que le dieron brillo a la cultura pop de la época. Por si fuera poco, la banda sonora incluye a Julieta Venegas, que en sí misma es uno de los personajes: la chica rara que en la vida real también escribía canciones de rock.
Si acaso no fuera suficiente, Nadie nos va a extrañar hace un delirante homenaje a la televisión mexicana con personajes encarnados por íconos telenoveleros. Ahí vemos a Ernesto Laguardia, Anabel Ferreira, Tiaré Scanda, Nora Velázquez y Gabriela Rivero, quien atraviesa el multiverso de Carrusel. Virgilio Delgado, Axel Madrazo, Camila Calónico, Nicolás Haza y Macarena Oz dan vida al quinteto de cerebritos y por fortuna lo hacen muy bien.
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La recreación de esos años donde la música se escuchaba en casetes y solo había teléfonos fijos es un derroche de nostalgia, pero también el tratamiento de temas que siguen siendo vigentes, como el valor de la amistad.
Catalina Aguilar Mastreta, Samuel Kishi, Adriana Pelusi y Silvana Aguirre son los responsables de lo que apunta para ser la mejor serie mexicana del año. En ocho capítulos logran conmover a una audiencia que se habrá de encontrar con un final inesperado. Igual de inesperado que aquel final de 1994, cuando el error de diciembre nos sacó de la telenovela que nos había contado la clase política en el poder.