En la tercera jornada de la sección de largometrajes mexicanos en competencia se presentó Pacífico (2016), ópera prima de la capitalina Fernanda Romandía, la cual fue recibida con un silencio sepulcral tras su exhibición en la función de prensa matutina. En el palmarés de la cinta destaca haber formado parte de la selección oficial en el Festival de Cine de Rotterdam en su más reciente edición.
La película se desarrolla en las costas de Oaxaca en donde la cotidianidad de varias personas gira en torno a la construcción de un edificio diseñado por el arquitecto japonés Tadao Ando: Coral, una niña que recoge juguetes en la playa; Oriente, un carpintero michoacano que busca regresar a su tierra natal, y Diego, un albañil enamorado de una chica del lugar, son los componentes principales de la obra de Romandía, quien no solo dirigió, también coescribió el guion, produjo, editó y hasta aparece en los créditos de la fotografía.
Cuenta la directora que la idea de este filme surgió a raíz de sus constantes visitas al lugar. Inicialmente pensaba hacer un documental sobre la construcción con el material recabado, pero al final se dio cuenta que necesitaba algunos personajes que sirvieran de base para contar una historia. El resultado final fue una película de ficción de tintes documentales. Sobra decir que todas las personas que aparecen en pantalla no son actores profesionales e interpretan papeles muy cercanos a lo que hacen diariamente.
La obra en construcción de la trama es una especie de residencia de artistas que se desarrolla en un lugar cercano a Puerto Escondido, Oaxaca. De alguna manera se entiende que el guion debía compenetrarse en torno al espacio arquitectónico. De hecho, pese a las dificultades iniciales se pudieron terminar dos proyectos paralelos: un documental sobre el lugar que es Casa Wabi y la película que se presentó en el FICM.
En la plática con la prensa al término de la función, la directora comentó no solo la gran cantidad de problemas técnicos que representó filmar en la playa junto a una obra en construcción. Habló también de lo complicado que resultó construir un guion con los escasos elementos que contaba, lo cual es evidente cuando vemos el resultado final: una cinta difusa cuyo objetivo no resulta claro. A esto hay que sumar la enorme cantidad de tiempo que tomó elaborar el filme, tan solo cuatro años tomó la edición y aun así es posible encontrar cortes abruptos en medio de una conversación entre dos personajes.
Pacífico, a decir de la cineasta mexicana, era una cinta sin grandes pretensiones. Con apenas setenta minutos de duración y una narrativa que arroja cierta luz al final pero no termina por componerla, la obra de Fernanda Romandía es una película fallida, seca y poco entrañable, al igual que los mantras que predica una y otra vez uno de sus personajes. Dada la gran cantidad de trabajos que se incluyeron este año la selección oficial es difícil entender por qué quedó entre las elegidas. Es una decisión inexplicable del FICM.