Hace pocas semanas, un excelentísimo periodista fue invitado a una mesa de debate para externar sus finos puntos de vista acerca del papel que juegan los medios de comunicación como divulgadores del arte y la cultura.
El nombre del evento fue Librósfera, y el noble comunicador se llama Juan José Rosales Gallegos, cuya trayectoria intachable ha sido celebrada por mucha gente que lo ha acompañado en este difícil oficio. Es de aplaudirse que los organizadores lo hayan tomado en cuenta, pues el también llamado (con mucho cariño) “JJ” se ha destacado desde sus inicios como un gran investigador, divulgador, promotor, lector, escritor y muchas otras palabras que terminan con esas dos letras; en resumen, nadie mejor que él para hablar del arte en Michoacán, porque nadie como él lo ha apoyado tanto en ningún momento de la historia. Prueba de ello son las revistas literarias que ha fundado, los suplementos culturales que impulsa, los museos y las bienales de arte de los que siempre corta el listón.
Para mi desgracia no pude asistir a tan emblemática charla: problemas personales me lo impidieron, y lo lamenté tanto como no ir hace años al concierto de Radiohead o perderme la exposición de las bolitas rojas con blanco en un museo de la Ciudad de México.
Luego me enteré, para mi fortuna, que JJ no pudo asistir por alguna cuestión de agenda, cosa comprensible, pues seguramente estaba escribiendo algún libro o promoviendo el amor por la danza contemporánea. A un personaje como él le debemos perdonar todo, como si se tratara de Elenita Poniatowska o el ya finado Carlitos Monsiváis.
Me pregunto cómo hubiese sido su participación: ¿habría dicho que la cultura consiste en promover el odio hacia los estudiantes normalistas? ¿Habría defendido su tesis de que todos los maestros que marchan por las calles son unos parásitos y buenos para nada? ¿Habría endiosado a Silvano Aureoles, noble gobernador de Michoacán, como lo hace en sus columnas periodísticas? Vaya misterio el que dejó con su no-asistencia. Ni hablar.
Antes de continuar hagamos un pequeño alto: si no mal recuerdo, Librósfera nació hace un año como una alternativa a la Feria Nacional del Libro (Fenal) organizada por el gobierno del estado, pues a decir de sus fundadores, hay que ser independientes y no hacer nada con las instituciones, con la burocracia, con los funcionarios parásitos que solo lo entorpecen todo. Y así fue, Librósfera salió avante sin las manchas de los poderosos, sin el dinero sucio del Estado.
Sin embargo, para su segunda edición, a no pocos extrañó que en el cartel oficial aparecieran las temibles siglas de la Secum (Secretaría de Cultura de Michoacán). ¿Qué significaba eso? ¿Acaso Librósfera renunciaba a su autonomía y se unía a los poderosos? ¿O acaso el nuevo gobierno es diferente al promedio de malos gobiernos? ¿Este gobierno es tan de izquierda que comulga con eventos en cuya portada aparece un dibujito del sup Marcos? ¿Este mandato solapa y da dinero a encuentros donde hay un montón de filósofos de tintes comunistas?
Estaba a punto de creer en todo ello cuando me enteré de otra novedad: que la Secum siempre no apoyó a Librósfera, que se echaron para atrás, que ya entrados en fiestas decembrinas se les olvidó firmar un cheque. Tal grosería provocó desajustes financieros en el evento, cuyos cabecillas debieron pasar el sombrero entre los asistentes para completar los gastos, esos gastos que originalmente serían cubiertos por el buen (¿o mal?, ya me confundí) gobierno de Michoacán.
Obviamente, el periodista de cepa ya alzó la voz y no solo condenó el corazón frío de la Secum, sino que en un acto de congruencia ha exigido la renuncia de Salvador Ginori, a saber, secretario de Cultura de Michoacán. Y es que, según palabras de JJ, el funcionario no entiende que la cultura es un “catalizador del espíritu colectivo y herramienta para la recomposición del tejido social” (¡Ah!, ese tejido social tan de moda) (¡Ah!, esas frases hechas, ¡perdón por usarlas tanto!) y por ello negó todo apoyo a Librósfera (JJ no nos da mayores detalles de la negativa, pero no se los vamos a exigir porque le creemos a ciegas).
Así que, siguiendo a nuestro héroe del periodismo independiente, Ginori debe renunciar ya y dejar que otro ocupe su lugar (como en la canción), tal vez un hombre con probada trayectoria, tal vez alguien que siempre entienda a Silvano, ¿por qué no un comunicador de la cultura?, ¿por qué no un hombre como el mismo JJ?
Yo espero que este texto llegue a las manos de nuestro gobernador y piense en mi propuesta, pues creo firmemente que JJ debe dirigir los destinos de la cultura en Michoacán, que JJ es El Hombre, The One, el mejor prospecto para guiar a los artistas del estado.
Además, en poco tiempo limpiaría a la comunidad artística de parásitos y buenos para nada, como esos que toman edificios para exigir sus pagos atrasados.
Como los maestros, como los estudiantes. Como esos que tanto odia.
Foto de Slide: Colores Mari