Ganadora del Oscar a Mejor Actriz
Por Armando Casimiro Guzmán
En una cartelera en la que brillan por su ausencia los estrenos interesantes, hasta una película como Siempre Alice (Still Alice, 2014), puede convertirse en opción. El cuarto largometraje que firman en conjunto el británico Wash Westmoreland y el neoyorquino Richard Glatzer, recibió el espaldarazo de la Academia, cuando Julianne Moore se llevó el reconocimiento a Mejor Actriz en la más reciente entrega de los premios Oscar. Los medios hicieron su parte y para estas fechas la cinta bien podría clasificarse como un modesto éxito del circuito independiente.
Alice Howland es una renombrada profesora de estudios lingüísticos, cuando advierte que padece cada vez más frecuentes episodios de pérdida de memoria, decide acudir al médico. Las noticias son desalentadoras: sufre de un inicio temprano de Alzheimer. Es a partir de ese momento cuando Alice y su familia deberán enfrentar, cada uno a su manera, las consecuencias del devastador padecimiento.
La cinta está basada en la novela homónima de la neurocientífica y escritora estadounidense Lisa Genova, que se publicó por primera vez en 2007 (en español puede encontrase en Ediciones B). Conforme el libro fue adquiriendo popularidad, un grupo de productores independientes se propuso realizar el filme. Posteriormente se llegó a un acuerdo con Sony para su distribución y lograron meterla en la carrera de los premios Oscar. Sin embargo, la película pudo conseguirse en internet desde diciembre del año pasado, cuando fue atacado el sitio web de la transnacional.
La pareja de directores Westmoreland y Glatzer (esposos en la vida real), se dieron a conocer en 2006 con el insufrible melodrama hispano-adolescente Quinceañera (2006). En su más reciente trabajo deciden explorar de nuevo el subgénero, explotando la desgracia de la protagonista (ironía, la experta en lenguaje que pierde progresivamente la capacidad de expresarse), en una tragedia que se divide en dos partes: una cercana, en donde Alice sufre los primeros síntomas de su enfermedad y una más amplia, en donde el padecimiento toca de manera directa a su esposo e hijos ya adultos.
Si bien la historia se presta para el lucimiento de Juliane Moore, al menos un contenido Alec Baldwin y la, por momentos irritante, Kristen Stewart cumplen en sus respectivos papeles, como parte de un corto pero efectivo reparto. Aunque el tema principal es la lucha que sostiene una mujer culta y relativamente joven contra su enfermedad, extraña que no se hayan explorado más a fondo otros aspectos de la historia que lucían potencialmente interesantes: el temor de los hijos a pasar por el mismo calvario y el origen del padecimiento en el padre alcohólico de la protagonista.
Podríamos decir que Siempre Alice cumple. A pesar de sus aires melodramáticos la película no juzga, sobre todo a los familiares, quienes al entender el proceso de deterioro progresivo e irremediable de la enfermedad simplemente deciden seguir adelante con sus vidas. Ante el aumento de la expectativa de vida, el Alzheimer es una de las enfermedades más extendidas de la actualidad, es por ello que veremos cada vez más trabajos sobre el tema. Pero a pesar de sus esfuerzos, el filme de Westmoreland y Glatzer palidece ante obras mucho más propositivas como es el caso de Amor (Amour, 2012), de Michael Haneke y Lejos de ella (Away from her, 2006), de la canadiense Sarah Polley.