Por Pata Maldita
Mientras Javier Hernández, “El Chicharito”, se siente desesperado por no ser titular, allá en Manchester, y mientras en la ciudad de Morelia todos estaban volcados con el acto de clausura del Festival Internacional de Cine (FICM) y mientras don F, Fausto Vallejo Figueroa, acaba de regresar a la gubernatura, el partido decisivo de la liga española de futbol tenía lugar allende el océano en Barcelona con –acertaron– una victoria para los blaugrana en el clásico de clásicos contra el Real Madrid, por marcador de 2 goles a 1.
No, esta vez no fue Messi, ni Cristiano tuvo para los rivales la certeza que en clásicos anteriores había tenido para aguarles la fiesta. Esta vez el papel principal pasó por un muchacho brasileño de 21 años al que en su país comparan con Pele, el cual deshizo el juego a favor de los catalanes.
Por supuesto, no fue sorpresiva la victoria de los del Tata, pero sí el modo en el que la obtuvieron, toda vez que –hay que decirlo– sin renunciar a su juego, sí cambiaron algunos detalles; como el hecho de esperar agazapados durante buenos trechos del partido, contraatacando, tal y como era la marca del Real Madrid de José Mourinho, claro, sin llegar a aquellos niveles de racanería mostrados por el portugués, porque con un equipo con Xavi, Iniesta, Fábregas y Busquets, es imposible no tocar el balón.
Con Martino el Barça domina el juego. Quiero decir, el marcador, aunque a veces no el trámite, pero hace lo necesario para ganar, sea como sea; si hay que tener el esférico, lo tiene; si hay que romperla, la rompe; si hay que salir a regatear y recibir leña de equipos como el Celtic de Glasgow, Escocia, sale a jugar con valentía y no se arruga, y gana donde en años anteriores no había sabido ganar, y sin Messi.
El partido contra el Real Madrid es, en ese sentido, la confirmación de la apuesta por un proyecto que, puede o no gustar, sobre todo después de haber tenido durante cuatro años una época dorada con Pep Guardiola, basándose en el toque y la tenencia del balón; aunque es innegable que el juego del Barcelona con el Tata ha ganado en algo la punción que había perdido durante las últimas dos temporadas, luego de que su juego había dejado de ser tan fluido y vertical como cuando ganó el triplete.
Y en parte mucho tienen que ver Martino y Neymar. Quién iba a decir que Neymar sería el punta de lanza del Barça de Martino que, sin opacar a Messi, iba a tener en este principio de temporada igual o más participación y peso en la plantilla que el argentino, y eso gracias a que al entrenador no le tiembla la mano a la hora de hacer los cambios: de no poner a Iniesta de inicio, de dejar en la banca al 10, de rotar al equipo y empezar con Fábregas como titular. Alexis Sánchez ha revivido. Es el Alexis de la Serie A. Y es la confianza que el técnico tiene sobre el chileno.
Y aunque es una nueva idea sustentada sobre la anterior, hay muy buenos síntomas de cara a lo que viene; apenas se está armando el nuevo proyecto y ya hay presente y futuro, porque pasado ya había. Y de momento hay seis puntos de distancia que, a pesar de que se trata de la jornada 10, pueden y deben ser definitivos si no pasa nada raro: léase por algo raro que el Barcelona se desplome y pierda más de tres partidos durante la temporada, lo cual, francamente, no parece que vaya a pasar.
Ah, sí, y los goles del partido los metieron Neymar y Alexis.