Con un gesto duro como de Link Wray pero en lugar de guitarra un acordeón y en vez de gafas negras, impenetrables, un parche en la cuenca derecha, así es Steve Jordan, y digo que es porque aunque el cáncer se lo llevó en 2010, su música queda como objeto de culto en la cultura tex-mex y entre quienes algo sabemos del tema.
Es verdad que ha habido grandes virtuosos del acordeón, ya hemos platicado del Flaco Jiménez, Mingo Saldívar, David Lee Garza, Ramón Ayala o Jaime de Anda, auténticos monstruos todos ellos, pero la particularidad de Steve Jordan siempre fue su versatilidad para fusionar géneros, estilos y sonidos, lo cual, además del mote de El Parche, lo llevó a ser considerado el Jimi Hendrix del acordeón, y es que exploró todo cuanto pudo con su instrumento, buscando además, mediante el trabajo en estudio y con diferentes aditamentos, ampliar el espectro sonoro con múltiples efectos, los cuales le dieron un sonido totalmente diferente de todos los músicos texanos no sólo de su época, sino incluso actuales, pues aunque hay grandes exponentes en el género ninguno ha tenido los alcances del nacido como Estaban Jordán.
Fiel a la tradición, Steve Jordan también tocó polkas, y de qué manera, lo cual podemos admirar en Flor de México, una chulada que nos hace entender por qué en 1998 la legendaria empresa fabricante de instrumentos Hohner (las mejores harmónicas, creo yo) lo invitó a desarrollar un nuevo acordeón con las especificaciones que el músico recomendó, de lo cual, en 2009, resultó un modelo llamado Rockordeon.
En fin, tal es la grandeza de Steve Jordan que me permitiré recomendarle algunas rolitas que bien puede usted meter a su celular, memoria o grabar en un disco para que lo acompañen a donde vaya. Vale, salud y disfrútelo.
- Canto al pueblo
Alusiva a algún festival en Corpus Christi, Texas, con un ritmo sumamente agradable, hace una invitación a pasar el verano en aquella ciudad. El hecho de que en este tema Steve Jordan tocó todos los instrumentos en el estudio es una muestra de su enorme talento, pues los que saben dicen que podía ejecutar 35 instrumentos, vaya usted a saber. Como sea, escúchela.
- Polka loca
Con un sonido que nos acerca más a los ritmos del grupo Mazz y otros conjuntos de los 80 y 90, esta pieza pone sobre la mesa el virtuosismo de El Parche y por qué ha sido una influencia reconocida por generaciones de músicos texanos.
- Vengo a decirte
Un poquito de pachuco soul acordeonero, oldies but goodies ese, para escuchar en la ranfla con su hyna o su vato según sea el caso, algo como para ponerse bien cachorrón con su allá voy, con su de aquí soy. Gócelo.
- La polka plex
Para un buen taconazo una buena polka y esta está de lujo. Al escuchar esta pieza me pregunto cómo hubiera sido un dueto entre este máster y Ramón Ayala… hubiera sido emocionante.
- Oaxaca
Como un homenaje a este ahora vapuleado estado, esta pieza tiene todo el sentimiento de un huapango. Es emotiva, cadenciosa y hasta sensual, huele a café recién tostado, a trenza recién peinada.
- My toot toot
Un zydeco rocanroleado bastante rico al estilo Atrás de la raya que ya había sido cantada por el enorme Fats Domino, John Fogerty y Rocking Sydney. Una verdadera joya.
- Corrido de Johnny El Pachuco
Adaptación de Juan Charrasqueado, habla de un vato que “a las pachucas más greñudas de llevaba” pero al que “a la cantina le corrieron a avisar ‘cuídate Johnny que por ahí te andan watchando, son muchos chavos no te va’an a filorear’”. Al final un filero atravesó su corazón.
- Run tecato run
Funky texano con acordeón, esta rolita, alusiva a la película del mismo nombre dirigida por Efraín Gutiérrez, es ideal para manejar a media noche escuchándola a todo volumen.
- You’ve lost that feelin’
Iniciando a ritmo de reggae, en El bro, de 1995, Steve Jordan nos regala esta delicia que conjunta aquel género con el más puro sonido texano heredado por Little Joe o Freddy Fender.
- Squeeze box man
Como muestra de las innovaciones de Steve Jordan en el acordeón, una chingonería texano funky que en este momento escucho a todo volumen y, de hecho, no me deja escribir. Es de esos temas que lo van llevando a uno simplemente por donde fluye el ritmo. Catártica e incluso hipnótica, una belleza.
Vale, espero que las disfrute y que la energía del Rockordeón sea con usted.