Armando Casimiro Guzmán
En el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), se presentó el primero de los largometrajes mexicanos en competencia, Táu (2012), de Daniel Castro Zimbrón, ópera prima del egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC).
En Táu encontramos a un biólogo que viaja al desierto de Wirikuta con el objetivo de estudiar las cactáceas que se encuentran en aquel lugar. Después de un par de días, el ambiente y la reciente muerte de su esposa comienzan a hacer efecto. Hacen su aparición extrañas bolas de fuego conocidas como “brujas”, la imagen de su esposa fallecida (al estilo de Solaris, la obra de Andrey Tarkovskiy), así como un anciano huichol que ayudará al científico a salir de la espiral destructiva en que se encuentra metido.
En plática con la prensa el director Daniel Castro Zimbrón, el actor Brontis Jodorowsky y la actriz Mariana González, hablaron de la claridad del desierto como ambiente propicio para la búsqueda personal y del misticismo que encierran las creencias de los huicholes, así como de la importancia de preservar el desierto de Wirikuta, que en estos momentos se ve amenazado por el desarrollo de varios proyectos mineros en la región.
Brontis Jodorowsky es hijo del muy conocido Alejandro del mismo apellido. “Yo nací aquí en México, pero vivo en Francia hace más de treinta años. A la edad de seis años aparecí en El topo, la película que filmó mi padre en San Luis Potosí, entonces sentí como que cerraba un ciclo, al volver al lugar donde filmé mi primera obra”.
Muy consciente de la situación de inseguridad que vive la zona, Daniel Castro comentó: “Me daba miedo llevar el crew y vivir en el lugar durante el tiempo de filmación, sabemos que es una zona de paso, pero afortunadamente no pasó nada mientras estuvimos ahí”.
Táu es la primera parte de una trilogía según lo afirmó el productor Pablo Zimbrón, se tienen contempladas la filmación de dos películas más, Tinieblas y Sombras, en las que se espera contar nuevamente con la participación del Daniel Castro y de Brontis Jodorowsky. Es muy probable que este trabajo se pueda ver únicamente en el circuito de festivales, ya que por el momento no hay pláticas para llevarla a la cartelera comercial.
Táu significa sol en la lengua de los huicholes, no es casual que se haya filmado totalmente con luz natural. En palabras del director, este es un filme de búsqueda interna en donde el consumo del peyote es una parte importante del proceso: “todo ser humano debería consumir alguna vez peyote en su vida”, comenta en tono de broma Daniel Castro Zimbrón. El filme se sostiene gracias al gran desempeño de Brontis Jodorowsky, aunque desafortunadamente no logra sacudirse del todo, el tufo místico-pretencioso tan común en los festivales de cine. Veremos si se concretan los siguientes proyectos para ver los alcances de este joven cineasta.