Basada en una leyenda de la región purépecha, este 30 de abril llega a las salas la película Un cuento de pescadores. La maldición de La Miringua, dirigida por el mexicano Edgar Nito. La cinta cuenta con las actuaciones de Noé Hernández, Mercedes Hernández, Hoze Meléndez, Renata Vaca y Jorge A. Jiménez, quienes dan vida a un muy oscuro relato acontecido en una isla del Lago de Pátzcuaro. Para conocer más detalles de la producción estrenada el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Morelia platicamos con el realizador, quien abunda en el mito que da pie a la historia.
“La leyenda de la Miringua es una leyenda purépecha en la que se asegura que los pescadores, a veces tomados, a veces no, se van en sus canoas y se les aparece una mujer de blanco que hace que se olviden de sí mismos y terminen en sus garras, sumergidos en las aguas profundas. La palabra miringua significa olvido y de eso trata la película, de cómo los personajes se olvidan de sí mismos y terminan en desenlaces trágicos”.
Programada en el Festival de Cine de Sitges, el más importante en el género de terror, la cinta ha sido descrita como “horror folk”, aunque el cineasta prefiere que el propio público le ponga la etiqueta que quiera. Sobre cómo le llegó la idea de llevar este relato oral al cine, comenta:
“Hace tiempo estaba hospedado en la isla de Yunúen, que es una de las islas del Lago de Pátzcuaro. Me acompañaba Alfredo Mendoza, que es coguionista de la película, con quien estaba escribiendo otra historia. Ahí nos regalan un libro de relatos locales y en uno de ellos alguien narró su experiencia con la Miringua. Mientras lo leíamos, a mitad de la noche, se nos va la luz en la cabaña y en toda la isla. ¡Claro que nos espantamos!, más cuando leímos que de acuerdo con ese testimonio, la mujer se apareció justo en la cabaña donde estábamos. Entonces fue como una señal y pensamos en hacer algo con eso. A partir de ahí empezamos a trabajar, entrevistando gente de esa isla y de otras para diseñar el guión de lo que hoy es Un cuento de pescadores”.
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Nito, quien debutó en el cine con la película Huachicolero, también nos revela qué aspectos le impregnó a su cinta para darle la oscuridad requerida.
“Lo padre es que la leyenda ya existe, y eso a mí me da la motivación suficiente como para arrancar. La tradición oral no es siempre fija, es cómo conoce alguien la leyenda, cómo le pasó o cómo escuchó que le pasó a alguien, cómo la cuenta y el que sigue cómo la sigue contando, ¿no? Entonces siempre cambia, y eso nos permitió escribirla también de manera libre, como es la tradición oral. Así pudimos crear a los personajes, construir todo este suspenso, la atmósfera que da lugar al miedo, al terror, al espanto en este lugar. Y aprovechar los escenarios naturales que ya tenían varias cosas que pueden parecer espeluznantes, como la neblina a mitad de la noche y varias cosas que pueden parecer mágicas, como los atardeceres en ese lugar tan hermoso”.
La mayor parte del rodaje se hizo en la isla de Pacanda, pero también hay escenas en Yunuén y Tecuena. Edgar añade que contaron con la participación de los lugareños, varios de los cuales salen a cuadro como personajes secundarios o como extras. Lo complejo, dice, fueron las escenas de noche o meter la cámara al agua, sin que faltaran los sustos. ¿Se cumplió con el canon de que toda cinta de terror pasa por situaciones sobrenaturales?, le preguntamos.
“Claro que los hubo, porque ya sugestionados con hacer una película de terror, estar ahí, escuchar la leyenda de viva voz de los pobladores, pues de pronto no faltaba quién se pegara un sustito, ¿no? Cada uno de los actores tiene su propia historia de cómo le pasó. Jorge Jiménez platicaba que estuvo en una de las cabañas, y que de noche se quería dormir porque al día siguiente había rodaje. Según él, se escuchaba gente ahí festejando a la vuelta y al salir para decirles que si le bajaban un poquito la música ya no había nada, ni música, ni gente, ¡ni nada!”
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Reconocida con mención honrífica en el FICM y ovacionada en Mórbido y Feratum, Un cuento de pescadores. La maldición de La Miringua, llegará a las salas de Cinépolis y Cinemex con más de 500 copias. “Yo creo que vale la pena que la vayan a ver y les aseguro dos cosas: que les va a gustar y que les sacará varios sustitos”.