Con siete premios Oscar, Gravity desató la alegría de muchos mexicanos… y el enojo de otros, quienes se acaloran en el debate sobre si México debe celebrar el triunfo de un compatriota.
Lo cierto es que en la calle, entre las personas que tienen acceso a los medios y que acuden más o menos con frecuencia al cine, se esperaba que Gravity, de Alfonso Cuarón, fuera la cinta que se llevara el premio a Mejor Película en los Oscar 2014.
Algo de justicia se hizo al realizador mexicano con el reconocimiento como Mejor Director, pero sin lugar a dudas la cara de Sandra Bullock (al ver bajar a Cate Blanchet con el Oscar a Mejor Actriz) ejemplifica bien lo que algunos pensábamos era lo más justo en el caso de Gravity: que debía llevarse la estatuilla. Quizá si hubieran enfocado más a Bullock habríamos visto algunas lágrimas.
Siete premios Oscar, con todo, no los gana cualquier película, y si bien había escepticismo antes de ver la última de Cuarón, por aquello de que estaba situada en el espacio, parecía un film como del tipo ciencia ficción y se la distribuía en 3D, la verdad es que muy pronto demostró estar a la altura de otros trabajos de la filmografía del mexicano. Pienso en Sólo con tu pareja y La princesita, en otros registros por entero diferentes.
Estas últimas semanas, este día también, en las redes sociales se ha suscitado una polémica un tanto estéril, que las televisoras y otros medios se han encargado de azuzar: si Gravity es una cinta mexicana. Evidentemente no.
Asimismo se preguntan si le hace bien a la cinematografía nacional el triunfo de Cuarón. Con seguridad, eso es algo que beneficia al director de Y tu mamá también, además de sumar prestigio a cierto grupo de realizadores, fotógrafos y guionistas mexicanos que en los últimos tres lustros han destacado a nivel internacional. No hace falta dar los nombres.
Se dice que se quiere tener héroes a como dé lugar en un país donde no hay mucho que festejar. Pero qué país no quiere héroes. Como comentaba un amigo apenas unas horas antes de los Oscar, ¿por qué se censura el que Cuarón triunfe en un medio tan competido como el estadounidense?, ¿por qué minimizar su reconocimiento, basándose en si eso añade o quita algo al mexicano o a lo mexicano? Creo que la pregunta no va por ahí.
Países con otros recursos y otro proceso de formación quizá estén habituados a hallarse en lo más alto siempre, y no sólo en un ámbito; pero para quiénes gustan del cine y no se preguntan si la obra de Cuarón es arte o es entretenimiento, sino una gran película, es natural sentirse contentos con los galardones recibidos por el director. ¿Es un crimen ser feliz o ponerse alegre por el triunfo de uno en el que nos reconocemos?, parecen preguntarse.
“México tiene su Titanic de premios Oscar”, dijo mi amigo; la mejor película jamás filmada sobre el espacio exterior, una película que quería ver desde que era niño, señaló más o menos con estas palabras James Cameron, el director de justamente Titanic. La era Obama tiene su película: 12 years slave. Ganó la cinta políticamente correcta, pero no la mejor.