Rogelio Laguna/Guanajuato
Una de las actividades más interesantes del Festival Internacional de Cine de Guanajuato —tomando en cuenta que Guanajuato es un estado conocido por su conservadurismo— transcurre en las entrañas de la ciudad muy entrada la noche. Se trata del ciclo “Locura de la medianoche” que se proyecta en los túneles de la capital. En este ciclo se muestra al público una selección de películas, documentales y cortometrajes que abordan el tema de la sexualidad, el deseo y el goce del cuerpo.
Los espectadores, primordialmente jóvenes, tiene así un espacio para la diversión, el “taco de ojo”, y también para la reflexión acerca del propio cuerpo, la diversidad sexual y el tema de género.
El tema de los filmes y cortometrajes proyectados en la “locura” de la edición XV del festival van desde cortos de terror-erotismo, hasta las ficciones que incluyen mujeres insaciables hombres insatisfechos, actores de películas porno que acaban enamorados, bailarinas, crímenes pasionales y adolescentes descubriendo su sexualidad. Todo en un ambiente cordial y con una buena dosis de humor.
En el ciclo de este año destaca la proyección del documental Putas o peluqueras, de la colombiana Mónica Moya, quien presentó personalmente su filme en el túnel. El trabajo retrata la vida de los travestis y transexuales de Calli, Colombia. A lo largo del filme las mujeres trans cuentan sus vidas y las dificultades que tienen para ejercer con plenitud su identidad sexual: arrestos injustificados por la policía, violencia de los clientes (con aquellas que se dedican a la prostitución), los problemas para encontrar trabajo. La película también retrata el sentimiento de plenitud de estas mujeres al “dejarse ser”. Se les ve haciendo equipos de futbol, terminando carreras universitarias y como activistas sociales.
Moya explicó que su documental ha sido bien recibido dentro y fuera de las comunidades de la diversidad sexual, y que espera que sirva para combatir la doble moral, los prejuicios, y la violencia que en Latinoamérica todavía está vigente. Señaló que de estas mujeres podemos aprender la solidaridad y también que existen otros tipos de familia que van más allá de un imaginario pobre que solo contempla hombre-mujer-hijos.
Otro filme destacado es Un día en el campo, de Hugo Lilja (Suecia) que retrata a una pareja que decide realizar una película pornográfica con un tercero, lo que se revela en el proceso, sin embargo, es la soledad existencial que la sexualidad implica sin importancia de orientación al respecto. También fueron bien recibidas por el público la historia de terror-sexo El amante sin cabeza, de Kym Lyasgaard (Dinamarca), que narra la historia de un amante que regresa de la tumba para reclamar a una mujer que no lo ha dejado satisfecho; y Hasenhimmel, que es una verdadera e interesante reflexión filosófica acerca de la inmortalidad, la vida después de la muerte y Dios que realizan los protagonistas, mientras, desnudos, se entregan a los placeres de la carne. Es, para decirlo rápido, una “meditación pornográfica”.
Otros dos cortometrajes dignos de ser mencionados son, en primer lugar, I`m you man, de Keren Ben Rafael (Francia), en la que dos ex novios quedan “atorados” en el acto sexual, situación embarazosa y cómica en la que vuelven a enamorarse. Finalmente, hagamos una mención especial a Jet Lag, del mexicano Sergio Tovar Velarde, quien logró superar las deficiencias de los cortometrajes mexicanos en el festival, para ofrecer un interesante y bien realizado filme en el que una pareja gay se separa porque uno de ellos no acepta su condición homosexual.
Las actividades del festival llegarán a su fin este 25 de julio, el saldo hasta ahora ha sido de lo más favorable para la fiesta del séptimo arte, aunque el cine mexicano (con sus honrosas excepciones) no ha quedado tan bien parado frente a sus pares internacionales.