Por Francisco Valenzuela
Hace una década que Roberto Castro concretó un proyecto radiofónico en Michoacán: le llamó Pastel y la intención era crear una atmósfera que conjugara la música contemporánea independiente con algunas otras expresiones del arte y la cultura. Desde entonces, han pasado decenas de bandas a promocionar sus temas, varios colaboradores con sus propios intereses creativos y un montón de experiencias curiosas y enriquecedoras.
A 10 años de distancia el Pastel sigue fresco, con muchos ingredientes que lo convierten en un postre irresistible no solo para el antojo sonoro, ya que actualmente ofrece contenidos encaminados a la ciencia, el turismo, la literatura y el cine.
Trasmitido todos los sábados de 5:00 a 6:30 pm por el 106.9 fm de Morelia, este programa prepara ya más sorpresas, sustentado en un equipo comprometido con la buena radio: la que genera contenidos innovadores, la que le apuesta a los temas culturales que nunca perderán vigencia.
Hace varios años que alguien de esa estación me sugirió visitar Pastel para promover la entonces revista impresa Revés; acudí pensado en hablar un par de minutos y listo. Pero algo ocurrió que Roberto confió en ese proyecto editorial para formar parte de la emisión. Empezamos con pequeñas colaboraciones y al final hemos co-producido tres series radiofónicas: El Diario del Ron, relatos de ciencia ficción con influencias orwellianas; En el Camino, donde recorremos las coincidencias de la música con los libros, y el fumadísimo Pastelero Gandalla, personaje insolente que murió tan rápido como el veneno de sus sentimientos.
Estar en Pastel es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, y agradezco a Roberto no solo su confianza, sino su empeño por hacer de mí alguien que se tome a la radio como algo profesional, comprometido con el exigente público. No sé qué tanto he avanzado, pero de que me encanta, no tengan duda.
Joder… ¡una década!
@FValenzuelaM