Por: Gonzalo Trinidad Valtierra
Inspirada en Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño, El futuro (Il Futuro, Chile-Alemania-Italia-España, 2012), de Alicia Scherson, cuenta la historia de Bianca y Tomás. Dos hermanos que después de la muerte de sus padres tendrán que apresurarse a crecer.
Todo comienza con el coche destrozado en el que viajaban los padres de ambos, el cual, inexplicablemente, ha cambiado de color. Con ese hecho que resulta incomprensible para los muchachos, comienza su nueva vida como huérfanos.
El universo se ha modificado luego del accidente, una cantidad de energía enorme se ha liberado y una luz que tal vez sólo ellos son capaces de ver los sigue a lo largo del filme. Eso y un par de hombres que se encargaran de darle un cambio a sus vidas.
Así, la historia se desarrolla con giros interesantes que van apretando el hilo de los personajes. La película se concentra en Bianca, pues en la oveja ella es quien narra los acontecimientos que los llevan en un momento a conocer a Maciste, el legendario personaje de las viejas películas donde se narraban las hazañas del héroe italiano. Un héroe venido a menos.
El filme pretende contar la historia de la novela con los recursos cinematográficos. Y sale bien librada del trance que esto implica. En parte por la estructura de la novela. Y en parte por una adaptación que no se engolosina con los personajes y la historia. Todo lo contrario. Quiere contar una parte de ella, con una visión que la directora ha decantado de la novela.