Por: Emiliano Raya
Ruido de conjuros,
Ruido malnacido,
Ruido tan oscuro
Puro y duro ruido.
Ruido, Joaquín Sabina.
¿Qué es el ruido? ¿Quién lo hace? ¿Quién lo oye? ¿Se puede orquestar? En trece minutos Koke Riobo reflexiona sobre El Ruido del Mundo. Un cortometraje animado completamente a mano con una técnica de plastilina sobre cristal, que destaca por sus vibrantes tonalidades, la falta absoluta de diálogos, y una amplia orquestación refuerzan el mensaje del film.
El guión por si solo es atractivo. Un compositor sufre de un extraño mal, luciérnagas, o una especie parecida a estos luminosos insectos voladores, anidan en sus oídos y le permiten escuchar todos los sonidos del mundo, desde los más comunes como el producido por el claxon de un carro, el taladro de un obrero, el celular de una mujer, hasta los más imperceptibles como el estómago hambriento de un músico que pide limosna en la calle.
Sin embargo, el color y la música juegan un papel fundamental en el corto. Cada escena está teñida en un color específico y todo, los objetos, las personas, los animales son de ese color. Así, una escena está en anaranjado, la siguiente en azul turquesa, después una en verde, otra en tonos marrones y ocres, una última en morado. Solo las luciérnagas mantienen su color, un verde brillante.
La música por su parte acompaña las escenas reforzando el mensaje de cada una de ellas. Tristeza, desesperación, nostalgia, hambre, sensaciones que son expuestas mediante el uso de diversos instrumentos, múltiples tonalidades y, por supuesto, ruido. Ruido que irrumpe y corta la pieza musical de una niña tocando el saxofón, o que se apodera de la noche cuando el compositor no puede conciliar el sueño.
Pero la propuesta del film no se agota al exponer la posibilidad de crear música utilizando los elementos sonoros más cotidianos, acción que se concreta en la secuencia final del corto cuando el protagonista presenta su obra ante un teatro abarrotado.
Para Riobo es importante lo que se oye, pero más importante es lo que no se oye. La miseria, la tristeza, la desesperación, la guerra, la tortura, el hambre todo lo que no escuchamos, o nos negamos a escuchar, y que por lo tanto no existe. Pero el compositor sí lo escucha, escucha el hambre del colega músico, sonido que nadie más atiende, sentimiento que a nadie más importa.
Esto se explicita aún más cuando se sucede una serie de escenas en la que muestra los rasgos más atroces de la guerra. Una mujer encapuchada es orinada por un militar, una madre y su hija son amenazadas por un fusil, una pobre choza es destrozada por una bomba, un preso político es mutilado. Todas las escenas tonos grises.
Estos son los elementos, los verdaderos sonidos que retoma el compositor es su obra final. Lo que nadie quiere escuchar, lo que todos se niegan atender.
Teaser / El ruido del Mundo from Coke Rioboo on Vimeo.