Una pequeña muestra sobre la crisis que recorre Europa y que lleva a situaciones límite en que se revelan las filosas aristas del alma humana, es la que los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne ofrecen en su última cinta Deux jours, une nuit (Dos días, una noche).
Protagonizada por la actriz Marion Cotillard, que aparece en cintas como Inception (El origen) de Christopher Nolan, o De rouille et d’os (Metal y hueso) de Jacques Audiard, Deux jours et une nuit trata de una joven madre, Sandra, que convalece de un colapso emocional luego de sufrir un accidente y ser despedida de su trabajo.
En una votación entre los empleados del minisúper en que Sandra laboraba se ha decidido por 14 a dos que ésta perdiera su puesto, ya que al darse cuenta de que el trabajo que hacían 17 podía ser hecho por 16, el dueño del lugar los fuerza a decidir entre un bono de mil euros o la liquidación de la joven madre depresiva.
Por supuesto, casi todos optan por ganar un dinero extra, que en algunos casos servirá para mantener cierto nivel de vida y en otros será fundamental para pagar el gas y la electricidad hasta por un año, razón por la que muchos de los compañeros de trabajo de Sandra se niegan a perder el bono después de que una amiga y ella misma vean al jefe y le convenzan de organizar una nueva votación, toda vez que la última estuvo manipulada por el capataz del minisúper, quien amenazó a los empleados con la posibilidad de perder su propio puesto.
Sandra, que está recayendo de nuevo en la depresión, tiene dos días y una noche para ir a ver a sus compañeros y tratar de convencerlos de que ya está sana y que merece conservar su empleo para ayudar a su familia y poder pagar la hipoteca de su casa. Las respuestas de los hombres y mujeres que Sandra visita son variopintas, pero no dejan impasible al espectador, quien siente junto con la protagonista el cansancio, el sufrimiento y el agobio de quien tiene que ir como en peregrinación por 16 círculos infernales para salvarse.
La mezquindad de unos y la generosidad de otros, la lucha por vivir de cara a la muerte, por salir adelante pese a las dificultades, en un camino que nadie puede recorrer por nosotros, si no somos nosotros quienes decidimos recorrerlo, es el tema de la cinta. ¿De qué lado caerá al fin la moneda? No se sabe.
El desenlace del filme es inesperado, quisiéramos estar más allá del juicio de los demás de nuestra mutua codependencia; quisiéramos cejar y hacernos a un lado, pero hay que aprender a morirse en la raya. Un trabajo realmente conmovedor bien narrado y bien estructurado, que nos hace sentir la necesidad de mirarnos a nosotros mismos. Qué tan mezquinos o qué tan generosos somos con quienes nos rodean.
La cinta pasa este martes 21 de octubre a las 20:45 horas en la sala VIP2 de Cinépolis Las Américas, y el sábado 25 en la sala 4 de Cinépolis Centro a las 21:00 horas.