La reciente crisis económica mundial cuyos efectos aún se resienten tuvo su origen en Estados Unidos en 2008, tiempo después del estallamiento de la llamada “burbuja inmobiliaria”, la cual desató la incredibilidad financiera y destapó una serie de prácticas fraudulentas de las instituciones bancarias.
El exagerado precio de la vivienda combinado con el otorgamiento indiscriminado de créditos hipotecarios a personas que no podían pagarlos, derivó en una reacción en cadena que terminaría con cientos de miles de fuentes de empleo, fondos de pensiones y con más de un millón de personas sin hogar tan solo en territorio estadounidense.
El tema ya había sido tratado en el cine en El precio de la codicia (Margin Call, 2011) de J.C. Chandor. Y ahora toca el turno al director y guionista Adam McKay con La gran apuesta (The big short, 2015), sexto largometraje en la carrera del nacido en Filadelfia. La película ha tenido un éxito modesto en los Estados Unidos tras su estreno a principios de diciembre y se apuntó con cuatro nominaciones a los Globos de Oro en categorías como mejor película (comedia o musical), mejor guion y mejor actor (para Christian Bale y, quien lo iba a decir, Steve Carell).
El guion coescrito por el propio McKay está basado en el libro homónimo del escritor estadounidense especializado en temas económicos Michael Lewis (está editado en español por Debate). La película sigue los pasos de tres grupos de expertos en temas bursátiles que anticipan el colapso de los mercados financieros. Cada uno por su parte, descubre toda una maraña de fraudes y desinformación, solapada por un insaciable sistema bancario. Con esa información en mano, deciden apostar en contra de las instituciones, lo que a la postre los llevaría a ganar millones de dólares mientras los indicadores económicos caían en picada.
Adam McKay es conocido por la mancuerna que ha hecho con el comediante Will Ferrell. De hecho, la cinta que nos ocupa es la única en la que no participa el egresado de Saturday Night Live. Se cuenta incluso que la Paramount aceptó producir La gran apuesta a cambio de que el cineasta dirigiera la secuela de El periodista: La leyenda de Ron Burgundy (Anchorman: the legend of Ron Burgundy, 2004), la cual se estrenó en 2013.
Entre lo abultado del reparto destacan Ryan Gosling como el cínico corredor de bolsa y narrador omnipresente, así como Steve Carrell en el papel del honesto y cascarrabias experto bursátil que busca castigar a su manera al corrupto sistema financiero. En tanto que la publicitada participación de Brad Pitt se traduce apenas en un personaje marginal con disfraz de leñador.
Para paliar la abundancia de información que ofrece, McKay recurre a toda clase de trucos: cámara en mano, flashbacks, imágenes de archivo y una edición acelerada, pero además incluye tres cápsulas en donde personalidades tan dispares como la actriz Margot Robbie, el chef Anthony Bourdain y la cantante Selena Gómez explican algunos de los conceptos financieros más utilizados en el guion. Pese a sus buenos intentos, la narrativa funcionaría mejor sin tantas interrupciones y con una edición menos acelerada, pero de manera afortunada mantiene su tono humorístico y diálogos punzantes a lo largo de todo el metraje.
Más allá de la aridez de su tema, el resultado final es sumamente entretenido. Aunque eso no parece ser suficiente para la audiencia mexicana (buena parte del escaso público abandonó la enorme sala donde la vi), a pesar de los claros paralelismos que podemos encontrar con la crisis económica de 1994, que llevó al infame rescate bancario que engrosó la de por sí abultada deuda pública de nuestro país. Puede no ser del agrado de todos, pero si el espectador busca una comedia inteligente, esta es una buena opción.