Hay una secuencia en La peor persona del mundo (Verdens verste menneske, 2021) en donde Julie, la protagonista, celebra su cumpleaños número treinta en casa de su madre y hace un recuento de las mujeres de su familia que la precedieron. A esa edad, la gran mayoría de ellas ya habían asumido (por no haber otra opción disponible) el papel que desempeñarían en la vida: madres de familia, profesionistas o esposas en un matrimonio sin amor.
En cambio, Julie no sabe lo que quiere hacer con su vida, no tiene ningún interés en ser madre y es incapaz de mantener una relación por mucho tiempo. Se le podría calificar como una persona apática e indecisa, pero lo cierto es que ahora las cosas son diferentes y el cambio generacional ha optado por sustituir algunos hábitos sociales que antes parecían inmutables.
El quinto largometraje de Joachim Trier ha sido celebrado como uno de los más representativos del año pasado. Después de su paso por Cannes, en donde Renate Reinsve se alzó con el reconocimiento a mejor actriz, la película ha sido nominada a los premios de la Academia (con toda la repercusión mediática que esto implica), antes de llegar a la cartelera mexicana por medio de la distribuidora Caníbal.
CRÍTICA:
La historia transcurre en la capital de Noruega y sirve de cierre para la trilogía de Oslo, del mismo director, que incluye las películas Oslo, 31 de agosto (Oslo, 31. August, 2011) y Thelma (2017). Aquí nos cuentan cuatro años de la vida de Julie, una mujer joven que tras cambiar de carrera y pareja en numerosas ocasiones, termina enamorándose de Aksel, un dibujante de comics cuarentón.
Inicialmente la vida en pareja parece sentar bien a Julie, sin embargo, la diferencia de edades e intereses merma la relación. La crisis se acentúa después de la aparición de Eivind, un hombre más joven con quien la protagonista siente una conexión inmediata.
El cineasta noruego declaró en algunas entrevistas que podría definir a su más reciente producción como una comedia romántica ideal para quienes no gustan del género. Las principales distribuidoras le han tomado la palabra y la están comercializando de esa manera. Pero aunque juega con algunos elementos típicos del género, Trier decide explorar otros caminos.
Por ejemplo, resulta significativo que una de sus secuencias más emblemáticas (la chica cruzando la ciudad en pos del ser amado mientras el resto del mundo se detiene), suceda justo a la mitad del metraje, dando a entender que la consecución de ese objetivo no es el destino final del personaje.
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En un primer momento uno pensaría que la persona del título (la peor del mundo), es justamente Julie. Su inconstancia, el hecho de evadir responsabilidades y su tendencia a cortar una relación cuando no quiere enfrentar un problema, la harían parecer como la villana del cuento ante los espectadores con un esquema de valores más conservador.
Sin embargo, quien asume ese título, a modo de amarga queja, no es la protagonista, sino su pareja del momento. Ella no es la peor persona del mundo, simplemente está buscándose a sí misma.
El guion escrito por Trier y Eksil Vogt (quien también es un consumado cineasta), nos invita a empatizar con su personaje. Julie es imperfecta, se siente sola y confundida, así lo demuestran las secuencias que la siguen mientras camina al borde del llanto, con la ciudad de fondo. De acuerdo a la clasificación de Bentley, La peor persona del mundo bien podría calificar como una comedia.
Pero a diferencia de la comedia romántica tradicional, el objetivo de su protagonista no es encontrar el amor de pareja ni la reconciliación familiar, sino la aceptación, la realización personal y laboral. No cabe duda, los tiempos han cambiado.