Desbordar las pasiones puede ser catártico y liberador. Puede ser formador y constructor de nuevas posibilidades. La antigua Atenas lo sabía y también reconocía que este proceso llevaba tiempo y un desarrollo particular.
Por Bruno Díaz
Antígona fue expuesta por primera vez en el marco de un festival político- religioso que se celebraba a nombre de Dioniso. El festival duraba 5 días y se inauguraba con una gran procesión religiosa. Había ceremonias para honrar a los muertos en batalla, se exponían a los huérfanos, se reconocía a los aliados y después de estas introducciones comenzaban las representaciones que abarcaban 9 tragedias, 3 sátiras, 5 comedias y 20 himnos corales.
En estas sesiones los sentidos y las aprehensiones sin duda se daban de manera distinta. El tiempo ha pasado y la velocidad ha sido una droga para las sociedades. La rapidez se ha erigido ahora como un valor y pensamos en soluciones instantáneas, comidas instantáneas o catarsis instantáneas. Sin embargo, hemos logrado que los objetos sean más rápidos, pero la velocidad del sujeto se mantiene con cierta espesura. Nos bajamos de un vehículo de altas velocidades y el cuerpo requiere tiempo de asimilación para estabilizarse. Apagamos el celular y sigue vibrando el cuerpo. Cerramos los ojos y seguimos con el sabotaje de imágenes. Se termina el partido y las pasiones continúan a flor de piel. #Noerapenal
Cuando la masa está expuesta a la representación desbordante no se sostiene ni en lo simbólico, ni en lo imaginario, vive el juego como algo real por ello goza y sufre con el espectáculo. El espectador asume que también jugó, se cree parte del juego. Es juez, por que asume que puede calificar el arbitraje. Sabe que el juego es una guerra, en donde tiene permitido, e incluso como objetivo, derrotar al otro, acribillarlo, aplastarlo, humillarlo. Escucho que un 7 sobre 1 es una humillación. Escuché a un chico decir que se había deshonrado a México. No hay sentido de integración, sino todo lo contrario, se trata negar al otro, someter al otro, vencer al otro, dominar al otro. Es ese mismo sentido el que se vive en algunas tribunas y fuera del estadio. La pasión de desborda y ahora tiene guía, vencer al otro. Poderío, agresión, golpes, venganza, formula repetida al infinito. A los encuentros de las discordancias que parecen eternos se les llama “clásicos”. Cuidado que en estos encuentros no pase nada de acción, porque el público se decepciona.
La búsqueda de la humillación no pudo ser más evidente a razón del ahora popular grito de “PUTO”. Ya se han expresado múltiples posturas en referencia a los sentidos de la expresión. Ha habido señalamientos de total desaprobación por su connotación homofóbica, incluso se llegó a hablar de multas como castigo. Por su parte, salieron defensores de la lengua y de sus múltiples características, quienes recordaban el carácter de la multiplicidad de sentidos que puede albergar una palabra. De cualquier manera la anécdota ha quedado ya registrada en esta época en donde todo es susceptible de ser registrado y reproducido, de tal suerte que México será recordado por PUTO. Por la palabra. Así como cuando aquel amigo que viajó a Londres y al decir “México” le decían “Chicharito”, ahora cuando se diga “México” es probable que digan “PUTO”. Ironías de la vida. Siempre es peligroso escupir al cielo.
De esta manera, un espectáculo que despierta pasiones, que exige pasiones, ha llevado a una demostración de cierta naturaleza mexicana, donde tal vez no se lance la imagen de alguien con sombrero, borracho sentado en un maguey, pero encontramos hombres alcoholizados lanzándose al mar, protagonistas de escándalos, golpes y riñas, portadas de titulares bebiendo de una botella de tequila, narcotraficantes sorprendidos entre los espectadores, funcionarios públicos que se dieron su “escapada”, defensores de la lengua, productores de modelos para memes (Herrera y Ochoa) , productores de memes y desaprobaciones tajantes a consignas como un inocente “Adiós Amigos” que KLM tuvo la mala suerte de lanzar. Vivimos en la era de la imagen, en donde una imagen, o mejor dicho, donde un giff dice más que mil palabras.
#AdiosAmigos