El preciso de México ha reconocido (qué más le quedaba) que el 2010 fue uno de los años más violentos en la historia de México, pues se registró el mayor número de homicidios ligados con el crimen organizado. Entrevistado por W Radio, Calderón aseguró: «El 2010 fue el año de mayor número de muertes violentas en el país» como resultado de las pugnas entre los cárteles de las drogas y la estrategia de combate al crimen organizado.
Una nota de la agencia AFP precisa que el presidente no dio cifras, pero según un balance de la Procuraduría General divulgado en diciembre pasado, del 1 de enero al 30 de noviembre de 2010 se habían registrado 12 mil 456 muertes violentas.
Desde que el presidente de extracción panista asumió el cargo, en diciembre de 2006, han muerto más de 30 mil personas en hechos relacionados con el crimen organizado. En la mencionada entrevista, Calderón atribuyó esta violencia a que «se suscitaron varios conflictos entre cárteles al mismo tiempo», en referencia a las disputas por el control de plazas entre algunos grupos como los cárteles de Sinaloa y Juárez, lo que queda de los Beltrán Leyva, la insurrección de la Familia Michoacana y la pugna entre los antiguos socios de los Zetas y el cártel del Golfo.
«Hablamos de bandas donde se conocen unos a otros, son compadres, uno sabe dónde están los distribuidores del otro, los contactos del otro, saben qué policías cubren al otro, se hace una lucha violentísima que fue lo que marcó particularmente al noroeste» del país, añadió el presidente. Calderas identificó a Chihuahua como el estado con más casos de violencia, seguido de Tamaulipas, Durango, Michoacán y Nuevo León.
Pero el presidente del empleo se dejó ver optimista al decir: «la buena noticia» es que se ha «avanzado en el combate a las organizaciones criminales de México» como lo demuestra, aseguró, la detención o muerte en operativos federales de varios jefes del narcotráfico.
Calderón sostuvo además que en 2010, al menos en las últimas cuatro semanas, se empezó a observar un importante descenso en el número de muertes violentas, si bien admitió que aún es prematuro pensar que se va a mantener esta tendencia.