Por Engelbert L. Valpeoz Vidales*
Mirar la obra de la artista plástica Ixchel González Téllez Girón, quien firma sus obras como “Des”, significa adentrarse en un universo inesperado de emociones y pensamientos, en donde uno descubre un flujo de ideas que surge de cada lienzo de manera sutil o apabullante, dependiendo del espectador. Y es que cada persona ve algo diferente en las mismas pinturas. Efectivamente, el arte es interpretativo, pero pocos artistas logran producir efectos tan variados en sus espectadores.
La realidad es que Des refleja un sinnúmero de actitudes y emociones en cada lienzo, a pesar de que, en entrevistas, la pintora ha comentado en cuanto al significado de sus obras: “A decir verdad, no les doy un significado como tal cuando los estoy creando, tan solo dejo que mis pensamientos queden libres y hagan lo que deseen”.
André Breton señalaba que “el surrealismo se ocupa y se ocupará constantemente, ante todo, de reproducir artificialmente este momento ideal en que el hombre, presa de una emoción particular, queda súbitamente a la merced de algo ‘más fuerte que él’ que le lanza, pese a las protestas de su realidad física, hacia los ámbitos de lo inmortal”.
Es justamente eso lo que sucede con la obra de Des, nos lleva hacia los ámbitos de lo inmortal, traducidos en un imaginario de lo sorprendente, en donde lo más importante de cada “personaje” en sus pinturas es la actitud que toma hacia la vida. Al respecto de estas actitudes, Des apunta: “A lo largo de su vida, una persona se desarrolla en sus distintos entornos a través de actitudes. Estas actitudes ante la vida deben aprenderse o desecharse según su utilidad para enfrentar las situaciones cotidianas; se deben tomar aquellas conductas que sirven y desechar las que no.
“En ocasiones, esas actitudes se convierten en una virtual cárcel mental de la cual resulta imposible escapar. El ser humano mismo es el carcelero más celoso de los pensamientos; no se deja sobornar y mantiene un absurdo cautiverio sobre el individuo. Algunos buscan refugio en la fe y las creencias al tratar de escapar de sí mismos, pero sin darse cuenta de que aquello de lo que huyen siempre los seguirá; serán las sombras eternas, el eco constante que sigue sus pasos. Y es precisamente a través de las actitudes que se alimenta a esos demonios interiores; es lo que los hace crecer y los cubre de alabanzas mientras se les otorga una fuerza prodigiosa capaz de devastar al ser humano”.
Parecería que el surrealismo, como movimiento creativo, está pasando por un período letárgico en América Latina, así que la obra surrealista de Des resulta refrescantemente bienvenida en pleno siglo XXI, puesto que cada pintura es provocadora, contundente, y no puede pasar desapercibida. Uno puede amarla u odiarla, pero no permanecer indiferente ante los enigmáticos trazos sobre la tela que transportan a quien observa a mundos interiores y cuestionarse aquello que conforma las actitudes, los deseos, los anhelos y los sueños.
La abstracción de las emociones se logra a través del enfoque de la artista en las personas objeto de su arte, asignando un lugar muy secundario a los fondos o elementos complementarios. De este modo, lo que cobra importancia es lo que cada lienzo provoca directamente en el observador por medio de la actitud reflejada en el mismo.
*Director Editorial de Newsweek México
-Des presentó su obra del 19 de julio al 7 de agosto en la Galería del vestíbulo superior del Foro Cultural La Magdalena Contreras, y pronto se anunciarán exposiciones en Coyoacán, San Ángel y Polanco.