Dentro de la abultada sección de largometrajes mexicanos en competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), se presentó Zeus (2016), ópera prima de Miguel Calderón Rothenstreich, quien se define a sí mismo como un artista visual que trabaja en varios formatos entre los que destacan la fotografía, el video y la escritura. El cineasta afincado en la Ciudad de México comenzó su recorrido con este filme cuando fue seleccionado para participar en el Sundance Screenwriter Lab, el año pasado formó parte de la sección Impulso Morelia en donde se muestran películas en post producción a profesionales de la industria con la finalidad de buscar apoyo para terminarlas.
Joel es un hombre callado y poco sociable, no tiene empleo y finge escribir una novela. Pasa la mayor parte del tiempo practicando la cetrería con su halcón Zeus. Vive con su madre, una exitosa neurocirujana en una zona acomodada de la Ciudad de México. Ambos tienen una relación de dependencia enfermiza. Pero las cosas empiezan a cambiar cuando conoce a Ilse, una secretaria que empieza a buscarlo con insistencia, situación que obligará a Joel a enfrentar su realidad.
La cetrería es una actividad que practicó durante mucho tiempo Miguel Calderón, de hecho durante su adolescencia obtuvo un halcón con el que aprendió a entender y relacionarse de una mejor manera con la naturaleza, además de que hizo más llevadera esa etapa de su vida. En la película, su protagonista utiliza la cetrería como una especie de ansiolítico para enfrentar una realidad que no parece tener ninguna orientación.
La utilización del halcón para cazar presas es un recordatorio de lo compleja y cruel que puede ser la sobrevivencia de una criatura en un entorno hostil. De esta manera el cazador, que lo hace siempre a través de su ave, pierde el control y comienza a salirse de su burbuja en el momento en que no cuenta más con ella, situación que lo lleva a cometer actos inusuales además de tomar decisiones violentas y criminales.
Entre las influencias que cita Miguel Calderón, en particular para esta película, está el clásico de Roman Polanski El cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962). Aunque de entrada no parece haber mucho parecido entre ambos filmes, podemos observar una cierta similitud en la forma en que se abordan los personajes: este juego de poder que se desarrolla entre ellos.
Entre los trabajos que se han presentado en competencia en esta edición del FICM, hay muchos en los que es muy notoria la falta de recursos para su elaboración. Zeus destaca por lo meticuloso de su fotografía y edición, un gran trabajo de filmación en exteriores (además de la dificultades técnicas que implica trabajar con aves), así como un reparto corto pero muy bien seleccionado. A excepción de Diana Sedano y Paris Roa, prácticamente todos los actores que participan en el filme son debutantes o no profesionales, lo que le da un toque especial a la obra.
A pesar de lo abultado de la selección oficial, son pocas las propuestas verdaderamente sorprendentes que se han mostrado hasta ahora en el FICM. Debido a lo anterior, la ópera prima de Miguel Calderón resulta una grata sorpresa que viene a refrescar un poco el enrarecido ambiente festivalero.