La tarde del miércoles 28 de junio, el cineasta mexicano Michel Franco, tres veces galardonado en el Festival Internacional de Cine en Cannes, impartió una Clase Magistral en la Cineteca Nacional donde reunió a decenas de jóvenes —y no tanto— que quieren ser cineastas. Ahí contó cómo ha sido su experiencia de ser director y productor de cine, desde su primer largometraje Daniel y Ana (2009) hasta la recién estrenada en México Las hijas de Abril (2017), con la que obtuvo el premio del jurado de la sección Una Cierta Mirada, en el festival francés.
Recordó algunos momentos importantes para llegar a ser el cineasta reconocido que es, habló sobre su manera cronológica de filmar y de su flojera de leer libros de otros para adaptarlos al cine, “mejor hay que robarse ideas de ellos, al fin que nadie lee”, acotó. Todo eso nos contó, pero tal vez faltaba algo por rememorar, esa relación con el poder en tiempos de Felipe Calderón, cuando se estrenó precisamente su primera película en Cineteca Nacional, el 5 de mayo de 2010.
Fue así que aproveché para preguntarle: “Michel, yo recuerdo que tu primera película se estrenó aquí con una alfombra roja enorme, pocas películas creo que se estrenaron así, todavía era la vieja Cineteca, y en ese sentido me gustaría que nos platicaras sobre tu relación con el poder, tu cercanía con Gael García Bernal, tu trabajo en Gobierno Federal en tiempos de Felipe Calderón, hiciste spots para ese gobierno; vaya, de alguna forma estabas apadrinado por ciertas figuras de poder, platícanos sobre esta parte tuya”.
Respondió que “ahí lo que pasó fue que filmé Después de Lucía con dos millones y medio de pesos, nada más lejano a estar apadrinado, protegido, apoyado, completamente independiente o peor que eso como muy en solitario. Con una cámara 7-D Chuy Chávez hizo milagros para que funcionara, ni te digo la cantidad de actores que no quisieron participar en la película. Antes que Hernán Mendoza yo pensé en los nombres obvios y me dijeron no y no y no. Vamos a Can, la película gana, Tim Roth dice que es genial, un manifiesto contra el bullying, y me plantean hacer esa campaña…”. En ese momento Michel se detiene un poco para pensar y continúa: “Tal vez yo fui ingenuo, se hacen más películas que antes, yo dije eso con la condición de que pusieran a Después de Lucía ahí y porque me dijeron que se va a ver en todos lados, entonces yo dije: ‘es promoción para la película’”.
Aquí vale la pena recordar que el sexenio de Felipe Calderón (de 2006 a 2012), mucho antes de que Michel ganara con su filme Después de Lucía en Cannes, como bien advierte en su respuesta, él era proveedor de spots para el Gobierno Federal, realizando campañas como “Lo hecho en México está bien hecho”, con la productora Pop Films —ahora llamada Lucía Films.
“Hoy no aceptaría hacer algo así, definitivamente, pero en esa época cualquier cosa que ayudara a promocionar mi película era bueno, porque yo estaba seguro —soy muy negativo— que no iba a pasar nada con ella. Entonces dije ‘cualquier cosa que le dé vida a la película, adelante’. Entonces empezó a haber apoyo de parte de Conaculta y Videocine y se empieza a generar algo alrededor de la película porque dicen que es un manifiesto contra el bullying, ‘pues sí, sí, es eso… ¡Véndanla!¡Cómo sea pero véndanla!’ La película llegó a casi un millón de espectadores… Vi la ola y me subí. Si ahora lo haría igual, no. Si me arrepiento, no, tampoco me arrepiento porque si no hubiera pasado con Después de Lucía todo lo que pasó, aunque Tim Roth me dijo trabajemos juntos, no hubiera podido consolidar el presupuesto para filmar en Estados Unidos. Entonces sí, te vas moviendo por la tripa”.
Después de Lucía, por cierto, fue la sexta película mexicana más vista en México, en 2012, con 763 mil espectadores, esto según los datos del Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2012, del Instituto Mexicano de Cinematografía. El largometraje de Michel quedó, a nivel nacional, abajo de filmes como Colosio, el asesinato, de Carlos Bolado, o De panzazo, de Juan Carlos Rulfo. Sin embargo, en la Ciudad de México y área metropolitana tuvo alrededor de 45 por ciento de la asistencia, es decir, 376 mil espectadores, posicionándose en el primer sitio en la región por encima de las dos películas ya mencionadas.
Michel Franco va ahora sobre el tema Gael García y expresa que “su medio hermano [Darío Yazbek Bernal] actuó en Daniel y Ana, su medio hermana [Tamara Yazbek Bernal] actuó en Después de Lucía y su papá [Sergio Yazbek] en Las hijas de Abril; es el señor que le cierra la puerta a Abril, pero no tiene nada que ver con Gael, es absolutamente circunstancial. Darío llegó por casting a Daniel y Ana, y Tamara, que es la media hermana, era la mejor amiga de Tesa [Tessa Ia González Norvind, hija de la conocida actriz de telenovelas, Nailea Norvind] cuando describo eso que sucedió en casa de Tesa, ahí estaba Tamara, era la mejor amiga de Tesa. Entonces todo ha sido circunstancial”.
“Pero son familiares”, lo interrumpo, “¿quién y quién?”, responde. “Gael y tú…” le digo, “no no no no no somos…”, entonces hace una pausa, parece que está apunto de profundizar, pero finalmente expresa: “yo lo admiro muchísimo porque Gael ha sido protagonista de películas de Jarmush, de Almodovar, de Cuarón, etcétera. Pero no somos amigos, es gente que además está siempre viajando y trabajando. La constante de los tres famosos directores… de Gael, de Diego y de muchos nombres más, de Eugenio Caballero, director de arte, es que son muy talentosos, muy generosos, pero también es que siempre están ocupadisisisisisimos. Entonces no, la verdad es que no los veo mucho, pero tampoco somos amigos. Nos hemos visto muy pocas veces en la vida”.
Así termina de responderme, yo me quedo pensando que pareciera entonces que esto de Michel Franco y Gael García Bernal es circunstancial. ¿Será? Entonces el cineasta pasa a otras preguntas, queda tiempo para un par más de cuestionamientos, pero en algún momento regresa conmigo para dar otro ejemplo de su relación con el poder “…podríamos incluir el Festival de Cine de Morelia que yo creo que junto con Guadalajara son los más importantes del país, además de Guanajuato” y abunda: “Conocí a Daniela Michel en las Jornadas de Cortometraje de la Cineteca, una cosa que se hacía en el 2000 o 2001 y pasé un cortometraje que se llamaba El Soldado que sólo me animé a meter aquí porque yo no confiaba mucho en mi trabajo, pero bueno, ahí conocí a Daniela Michel, que además tenía su programa de televisión, y la relación ha crecido hasta este punto con Daniela Michel, la directora del Festival Internacional de Cine de Morelia. Entonces, vas poco a poco y también eso es padre ver cómo vas creciendo con la gente”. En fin, como dijo el mismo Felipe Calderón antes de ganar la presidencia con 0.56% de votos al eterno candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, en una entrevista con la periodista Denise Mearker: “ya si gano, Denise, haiga sido como haiga sido”.
Las hijas de Abril o Vivir Mejor alternativo
Después de estar en la conversación, me meto a ver la película Las hijas de Abril. Me atrapa el inicio de la película con los gemidos que se oyen detrás de una puerta, dentro de una parsimoniosa casa en la playa, luego la puerta se abre por esa joven que gemía de placer al coger con su hombre, ella sale desnuda y sudorosa, todavía no alcanzamos a ver su pronunciado vientre, hasta que camina y la vemos de cuerpo entero, ¡está embarazada! El asunto puede provocar desconcierto o incluso más perversiones en la mente de los espectadores. A partir de ahí todo lo que viene son una serie de situaciones inverosímiles sobre cómo la madre de esta joven de 17 años, que vuelve a casa de sus hijas, le quita al recién nacido, mediante abogados, y hasta el marido, dándole un poco de sexo. La chica triste por tantas pérdidas reacciona hasta que la madre, Abril, quiere vender la casa de Puerto Vallarta.
Pienso que esto de filmar cronológicamente, si bien le da estilo al Michel Franco, también hace que sus historias no se puedan ver de manera compleja porque le quitaría la parte pragmática de su cine al momento de resolver, pues ir de Puerto Vallarta a La Ciudad de México sólo por una imagen y luego regresar a la Ciudad de México y volver a Puerto Vallarta por otro a imagen, es también poco funcional y si es así, seguro es mejor borrar en el guión cosas más rebuscadas, mejor que la historia siga para adelante como si estuviéramos viendo una fábula de niños ingenuos en un mundo cruel y despiadado de adultos.
Al terminar el filme sólo pienso que Las hijas de Abril es como un spot político, un video(arte) de Vivir Mejor, de tiempos de Felipe Calderón, pero con final alternativo y cronológico. Ya sabemos que las campañas políticas siempre son terribles, pero ingenuas y con un toque de esperanza.